Pablo tiene mucho tiempo extra en sus manos en estos días, porque no ha podido encontrar un buen empleo que le permita aprovechar su avanzado título universitario. Hoy en día produce y vende marihuana, según un artículo en Salon.

Paul (dudamos que es su nombre real) y dos amigos cultivan la yerba dentro de su apartamento de tres dormitorios en California. “Una gruesa cortina blanca del techo al piso en un rincón de la habitación. Paul abre un poco la cortina, y entran la luz  y el ambiente se perfuma con el olor caliente a yerba. Ocupan el interior del recinto 18 especímenes de uno de los cultivos comerciales de mayor crecimiento en California.  Las plantas, los híbridos de las cepas Casey Jones y Skunk, llegaron hace unas semanas en una maceta”.

Es un trabajo intensivo que básicamente requiere, cultivar, atender, cosechar, limpiar, empaquetar y vender la yerba. Dado que su cosecha es demasiado limitar para interesar a los distribuidores médicos, ellos venden pequeñas cantidades para uso recreaccional.

Después de todo el trabajo, cada uno recibe cerca de $ 1,000 que les ayuda en su mensualidad.

Las finanzas de la marihuana, continúa Salon, son complicadas. Como Pablo y sus socios están consiguiendo sus plantas como parte del programa de marihuana médica, pagaron solo $12 por planta, lo cual les llega a generar $400 en ventas. Suena muy bien, pero es un camino difícil. La agricultura puede ser engañosa, la demora y el constante elemento inesperado son obstáculos en el camino.

El electorado de California votará si se cultivar y vender la marihuana. De aprobarse la medida, Paul y sus amigos podrían encontrarse nuevamente sin empleo.

Artículo en inglés

Foto cortesía de corsitt via flickr