Eufemismo en la políticaEn una semana en que, por su absurda prohibición del burkini en las playas, Francia fue el hazmerreír del planeta, vimos que en EUA, país de la libre expresión, el eufemismo reina en el lenguaje político.

Ahora han comenzado a destacarse dos palabras que intentan minimizar su escalofriante significado.

El primero, un vocablo reciente en la lengua de Shakespeare, es “alt.right”.

Alt.right ahora define a los partidarios de Donald Trump. Derecha alternativa. Es decir más a la derecha que la derecha tradicional. La derecha tradicional es el establishment republicano (se auto proclaman “conservadores”). Los del alt.right son los partidarios de Trump, los supremacistas blancos, aquellos para quienes no basta con las políticas de exclusión que habían implementado los derechistas tradicionales.

La otra palabra que está en boca de comentaristas y expertos es “pivot”. La definición de pivot, es “girar sobre su eje”.

En el ámbito de la política se refiere a la evolución de las posiciones de un candidato durante el curso de su campaña, que por lo general comienza en un extremo y va moderando su lenguaje para ampliar su base de apoyo. Lo que algunos llamaríamos oportunismo, otros consideran necesario para ganar la elección.

Esto es lo que se viene esperando de Trump desde que fue nominado oficialmente por su partido en julio. Y que pareció verse esta semana cuando inicialmente habló de “deportaciones humanas” de 11 millones de personas. Luego dijo comprometerse a “trabajar con indocumentados para que paguen impuestos” y se integren a la sociedad. Hasta que finalmente lo mandó todo para el carajo y cerró la semana volviendo a donde comenzó, prometiendo que las deportaciones se iniciarían a la hora de que asuma la presidencia.

Aislado de la derecha tradicional, ha encontrado apoyo en el segmento más racista, extremista y retrógradas del país — Ku Klux Klan, partido Nazi y organizaciones de similar calaña.

La gente que ha contratado como funcionarios de su campaña lo dice todo.

Sus intentos de acusar a Hillary Clinton de racismo han sido irrisorios — es ampliamente conocido en New York que Donald Trump inició su carrera en finca raíz negándole acceso a las familias negras a los edificios que alquilaba con su padre.

Ante esta situación, cualquiera diría que la candidatura de Hillary Clinton se deslizaría viento en popa a la presidencia. Pero no es así.

La credibilidad de Hillary Clinton sigue floja. La persigue El Fantasma de la Etica, con un goteo constante de revelaciones sobre las puertas giratorias y la aparentemente inexistente distinción entre los Clinton como dueños de una poderosa fundación y el enorme poder que ejercen como miembros de una casta política.

Julian Assange, el jefe de WikiLeaks que lleva años asilado en la embajada de Ecuador en Londres y cuya organización hackeó e hizo pública toda una serie de documentos confidenciales de los demócratas, ha indicado que es posible que venga una nueva tanda de filtraciones “muy serias e interesantes” que pueden perjudicar la campaña.

Todavía no sabemos cuál será el efecto en la campaña de Hillary Clinton del apoyo reciente por Paul Wolfowitz, arquitecto de la guerra de Irak. 

De lo que no existe duda alguna es del descontento entre el público de EUA por la falta de opciones electorales en los dos partidos que monopolizan el poder.

También esta semana tuvo lugar el lanzamiento por Bernie Sanders del movimiento Our Revolution, intentando usar el poder de las huestes que le apoyaron en su histórica campaña por la nominación de los demócratas. El movimiento se lanzó con una presentación de Sanders, alimentada en vivo a través de internet, a la que sintonizaron unas 200,000 personas. Por lo menos 2,600 reuniones tuvieron lugar a través del país. Sin embargo, se notaron divisiones internas que han resultado en las renuncias de algunos directivos. Pero estas diferencias no han impedido que los nuevos activistas lancen su primera campaña, en contra del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP por sus siglas en inglés).

Jill Stein, candidata del Partido Verde, sigue sin aparecer en los titulares. No porque su política sea muy diferente de la de Bernie Sanders sino porque los verdes optaron por mantenerse independientes del partido demócrata. Ella sostiene que los políticos deben ganarse cada voto.

Y estos son algunos de los puntos de otra semana que pasó, en un verano caliente en EUA que comienza a terminar.

Carlos F. Torres

 

 

Carlos F. Torres
Director, El Molino Online
New York, NY, 8/28/2016