Derogar la Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible (en inglés, Patient Protection and Affordable Care Act), conocida como Obamacare, fue una de las promesas electorales de los republicanos en 2016 y, superados los tropezones de hace unas semanas, la Cámara de Representantes de EUA votó por derogarla y eventualmente reemplazarla.

La ley aprobada por 217 a 213 votos fue ante todo un espectáculo político de determinación del gobernante partido republicano.

El proyecto de ley ahora pasa a la Cámara Superior, el Senado, el cual lo enmendará, para devolverlo nuevamente a la Cámara, y de ahí al presidente antes de que se convierta en ley y entre en vigencia.

Según el presidente Donald Trump, y los republicanos en el Congreso, la nueva ley será más completa, más eficiente y menos cara para el país y para el público.

Según la oposición demócrata entre 10 y 24 millones de personas podrían encontrarse sin seguro de salud en el 2018. Ello podría tener nefastos efectos en la economía, ya que el sector salud es una importante fuente de empleos en la EUA.

Los demócratas enticipan un rechazo masivo al nuevo plan de salud y ven ello la oportunidad de recuperar control de la Cámara en las elecciones congresionales del 2018.

Este cuento apenas está comenzando

Por otra parte, esta semana vimos a Hillary Clinton, la fracasada candidata de los demócratas en el 2016, en una extensa entrevista con Christiane Amanpour. Fue una de sus contadas salidas públicas. Quizás debería salir más y hablar con la gente, intentar comprender por qué fue rechazada.

Si algo muestra la entrevista con la ex Secretaria de Estado, ex senadora y ex Primera Dama, es que todavía se niega a aprender una lección clave de su derrota: Que es un ser altamente divisivo en el país y que un elevado porcentaje de la nación no gusta de ella. Hillary Clinton atribuyó su derrota a la ingerencia rusa, a la misoginia (odio a las mujeres), y a James Comey, director del FBI, que en la última semana de la elección, anunció al público de que la agencia seguía investigando a Clinton sobre el asunto de los correos electrónicos.

De no ser por lo anterior, “yo sería la presidente de EUA”.

El mismo Comey habló ante un comité del senado a comienzos de la semana y explicó las razones de su proceder y que de presentársele una situación similar, haría lo mismo. El comité investiga los lazos entre la campaña Trump 2016 y el gobierno de Rusia. Este es un asunto que sigue vivo y puede seguir causando serios problemas a la administración.

Dejaron claro el testimonio del director de FBI, la entrevista con Clinton, y la cacofonía de comentaristas en los medios durante toda la semana, que EUA sigue viviendo el trauma de la elección 2016.

Clinton dijo (para alivio de muchos) que no tiene planes de volverse a presentar como candidata. Pero prometió un libro y un movimiento político porque ella forma parte ahora de la “resistencia” a Trump.

Y mientras esto pasaba, el expresidente Barack Obama entraba abiertamente en el circuito de los millones, aceptando honorarios por US$400,000 por un discurso a una firma de Wall Street. Fue denunciado en editorial por el New York Timeses desalentador que un hombre cuya candidatura histórica se basaba en un examen moral de la política ahora se una a casi todos los presidentes modernos para su propio enriquecimiento”. 

Y mientras tanto, siguen las deportaciones y el temor cunde en las comunidades de inmigrantes.

Otra semana que pasó en EUA.

 

Carlos F. Torres
Director, El Molino Online
Atlanta, GA, 7/5/2017