Armas de las FARCOtra vez va a tocar ir al restaurante chino a buscar algo agridulce, porque a la noticia de la entrega de las armas por parte de las FARC se agrió, se le fue el dulce.

Reflexiones de Juan Manuel UrrutiaUno puede ser escéptico sobre los desarrollos del “proceso de paz”.

Sin embargo, nadie puede dudar que el hecho que los guerrilleros le entreguen a las Naciones Unidas, el 60% de las armas en su poder tiene que ser una buena noticia

http://noticias.caracoltv.com/colombia/farc-entregan-otro-30-de-su-arsenal-y-completan-60-de-su-desarme

¿Qué pasa, por qué esta noticia no convence?

Organizaron un acto, con el apoyo de los expresidentes Mojica de Uruguay y González de España, en donde los guerrilleros de las FARC entregaban sus armas. Las FARC se habían negado a la foto. Igual montaron el acto y el presidente le anunció al país que era un día histórico.

¡Pero no!

No resultó cierto. Sólo han entregado el 40%.

Aun así, las FARC han entregado armas. Y eso de por sí debería ser una buena noticia. Los colombianos no lo ven así.

¿De dónde viene la suspicacia?

No me atrevo a interpretar a mis compatriotas, pero mi pensao es que, a esos tipos, ni al presidente y sus áulicos ni a Timochenko y los suyos se les puede creer nada.

Nos dicen que entregaron el 60% de las armas y resulta que sólo fue el 40%. O sea, el cuento salió chimbo, eso no fue chambonada, puro y mero montaje. Con alguito de suspicacia imagina uno que ante la imagen negativa que dejó la chambonada del decreto de lavado de activos, al gobierno se le ocurrió organizar un acto para enmendar la plana.

Día histórico, dijeron, mentira histórica resultó. Entendamos, nos habían dicho que las FARC habían entregado el 30% de las armas y que esta semana entregaban otro tanto, para llegar a 60%, quedando por entregarse el restante 40% que se entregarían antes del 20 de julio. Pero resulta que en la segunda entrega sólo aparecieron el 10%, o sea que cumplieron con una tercera parte de lo prometido, y eso para un buen entendedor quiere decir que incumplieron.

Nos dijeron que eso sí lo que era los bienes de las FARC se los iban a quitar. Y resulta que sacan un decreto facilitando el lavado de esos dineros para que Timochenko y sus muchachos puedan hacer política e imagino darse uno que otro gustito.

En esas circunstancias, no extraña el sinsabor.

No se puede decir que el país está en paz y tranquilidad. Tampoco se puede decir, como lo repitió hasta el cansancio el presidente, que una vez firmados los acuerdos habría más plata para la salud, para la educación, para la infraestructura y para generar empleo. Nada de eso ha pasado.

La crisis del sistema de salud no puede ser peor. El paro de FECODE desnuda el lamentable estado de la inversión en educación. La gente no consigue trabajo. La tan cacareada inversión extranjera no se ha visto, el crecimiento de la economía está estancado.

Ni hablar del tema de la seguridad o del aumento de los cultivos ilícitos porque eso es traición a la patria.

Dice el presidente que no ha logrado vender su obra de gobierno. Lo que pasa señor presidente es que, para venderla, la obra de gobierno tiene que existir. Y por ahora lo que vemos los colombianos es mucho tilín tilín y nada de paletas. No sorprende entonces que tan sólo el 12% de los colombianos le crea.