Guste o no guste, hoy es un día histórico, mucho más importante que lo que los colombianos han querido aceptar. Hace siete años Reflexiones de Juan Manuel Urrutiacomenzaron los contactos secretos entre el Gobierno de Santos y las FARC. Hoy se cumple el propósito fundamental de ese proceso, la dejación de todas las armas en manos de los guerrilleros y la consecuente desaparición de las FARC como grupo armado.

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Deberíamos estar festejando, hoy dejan de estar en manos de los combatientes más de siete mil armas. La proporción de un arma por cada guerrillero que se ha desmovilizado es singularmente superior a la que se presentó en muchos otros procesos de paz.

Según el responsable de la misión de las Naciones Unidas encargada de certificar el proceso de entrega de armas, a diferencia de muchos otros casos los guerrilleros entregaron armas en buen estado, muchas nuevas.

¿Por qué entonces no celebramos? Si hoy Nairo hubiera ganado una etapa del Tour de Francia, o si Marian Pajón hubiera ganado su enésimo título, los titulares y las celebraciones serían mucho más sonoros.

Es indudable que la táctica de la oposición ha tenido sus réditos. El discurso del temor, de la impunidad, del incierto futuro castro-chavista del país ha calado. Una buena proporción de los colombianos, no me atrevo a decir que mayoritaria, son fundamentalmente escépticos sobre los resultados del proceso de paz con las FARC.

No se entiende, por ejemplo, que no haya claridad sobre los bienes de la guerrilla. La gente no se siente tranquila con la chambonada del decreto que abría las puertas para que los muchachos lavaran las fortunas obtenidas con el narcotráfico, la minería ilegal, la extorsión y el secuestro.

Cuesta trabajo tragarse el sapo de la liberación del asesino del Club el Nogal y del carcelero de las FARC, por dar dos ejemplos concretos de miembros de las FARC culpables de delitos de lesa humanidad y que estaban en la cárcel. No entiende uno porqué los tenían que dejar en libertad, así sea condicional, mientras el Gobierno cumple con su parte del acuerdo creando y poniendo a funcionar la JEP.

¿Por qué no podían esperar en la cárcel?

La desmovilización con entrega de armas de más de siete mil guerrilleros es sin duda una excelente noticia que nos debe llenar de esperanza. Pero no es ¡LA PAZ!

Y como el Gobierno y sus áulicos han pretendido desde que aparecieron las críticas al proceso decirnos que el proceso es LA PAZ, pues los que no creen en el proceso, los que creen que hay que aplicar correctivos, se vuelven enemigos de LA PAZ

A un gran número de colombianos no les gusta que les digan enemigos de la paz, no les gusta que los dueños de la paz sean Santos, y Roy Barreras y Piedad Córdoba y Timochenko, Iván Márquez y demás líderes de las FARC.

Por eso, porque muchos colombianos no se identifican con la paz de la paloma en la solapa es que esos colombianos hoy no sienten que haya nada que celebrar.

Lástima, porque digan lo que digan el que se hayan silenciado más de siete mil fusiles es una noticia demasiado buena y merecía una mejor suerte.

(Imagen via ONU)