JMU El MolinoSi uno le dice a un español que si quiere participar en una polla para el mundial o para las elecciones, con cara de sorpresa dirá ¿se refiere Usted a una quiniela?

En Colombia la polla es una apuesta en la que se hace una vaca con los caces de los participantes y el que acierte la polla se lleva la vaca.

En Colombia una vaca es la bolsa a la que aportan los participantes en las pollas, o en paseos de amigos.

¿Está claro?

Yo para cuidarme de suspicacias idiomáticas he decidido renombrar ese tipo de apuesta una gallina y a la vaca, la bolsa.

Cada cuatro años, coinciden casi exactamente las elecciones presidenciales colombianas, con los campeonatos mundiales.

Desde 1998 Colombia no asistía a un mundial de fútbol y desde 1998, oh coincidencia, no se presentaba una elección tan reñida como la que se avecina.

Con Colombia metida en el mundial y con la elección tan reñida, las gallinas se han multiplicado y valorizado.

Me propuse entonces desarrollar un metodología infalible para las gallinas que se avecinan.

El primer paso es determinar si uno va a llenar la gallina con el corazón o con la cabeza.

Veamos.

Si estamos hablando de fútbol, si la selección de su país clasificó, está básicamente llevado porque va a proponer que su país gana todos los partidos y acaba campeón o va a aceptar la dura realidad y va a acabar perdiendo toda esperanza y todo interés cuando descubra que su cabeza le dice que lo mejor que hubiera podido pasar es que su selección no hubiera clasificado para no tener que apostar con el corazón.

Aun así, en algún momento va a tener que escoger entre Brasil y Argentina, entre Holanda y Alemania o entre España e Italia. Si manda el corazón es muy posible que se equivoque y si manda la razón es muy posible que se aburra.

Prefiero no apostar.

Ahora si tomamos el caso de las elecciones presidenciales en Colombia, la cosa se pone aún peor.

Hoy se publicó una encuesta, mañana se publica otra y el sábado otra. La conclusión parece ser que el presidente candidato y el candidato del expresidente están muy parejos y que ambos juntos los dos van a disputar la segunda vuelta.

Esos dos van a trata de definir la elección a madrazos. La gente anda pidiendo un debate. Yo propongo que, como cuando estábamos en el colegio, se den cita en el parque del Japón y resuelvan la vaina a coñazos que es menos salvaje y más digno que tatar de resolverla a punta de calumnias y de jugadas sucias.

Acertar la votación de las dos candidatas y la del exalcalde, que fue muy buen alcalde y que desde que salió de la alcaldía pierde hasta en una carrera de tapitas, es sumamente complejo.

La encuesta dice que entre la sobrinita pálida, Martha Lucía y Peñalosa hay empate técnico. Raro no es. Es que esa es una decisión dificilísima. Clarita, nacida y criada en una de las familias más rancias de la aristocracia bogotana es la candidata de la izquierda. Martha Lucía, que según su campaña es una mujer nacida en la clase trabajadora es la candidata del partido conservador. Peñalosa monta en bicicleta.

Sería más fácil escoger si la oligarca fuera la candidata de la derecha, si la proletaria la de la izquierda y si Peñalosa dijera qué va a hacer además de montar en bicicleta. Ahí va uno con el corazón y escoge a la candidata de su clase, o de pronto a la que representa su ideología. A Peñalosa si cree que la bicicleta y el trasmi solucionan todos los problemas.

Después de tan sesudo análisis de las encuestas yo prefiero dedícame a preparar cuidadosamente la gallina del sancocho que me voy a comer el día de las elecciones después de votar. De las otras dos gallinas ni hablar.

Querido lector, si Usted esperaba conocer mi intención de voto, lo siento. Yo todavía no la conozco.

Hace más de un año vengo abogando por la revocatoria de Petro y hace 10 que estoy en contra de la reelección.

Cada vez que Uribe trina me quita las ganas de votar por Oscar Iván que me cae muy bien.

A la izquierda colombiana dejé de creerle.

De pronto lo echo a cara y sello entre Peñalosa y Martha Lucía con la esperanza que la moneda caiga parada y tenga yo una disculpa para votar en blanco.

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