Paloma_en_la_solapaNo me queda la menor duda que Santos va a firmar un acuerdo que lleve al cese de hostilidades bilateral, definitivo y permanente entre las FARC y el Gobierno.

No tengo el menor empacho en aceptar que es un gran logro para el Gobierno y para el Presidente que se la ha jugado toda. No pienso caer en la trampa de pensar que Santos le está entregando el país a las FARC y babosadas de ese corte.

Mi desconcierto no nace de lo acordado, ni de lo perdonado. No me preocupan las condiciones de dejación de las armas, entiendo que no se le puede pedir a un movimiento insurgente que “entregue” las armas.

No, a mi lo que me tiene muy asustado es que estoy cada vez más convencido que el acuerdo de la Habana no conduce a la Paz que tanto cacarean.

Hasta hace unos meses, el ELN era un movimiento con escasa presencia, limitada tal vez a algunas zonas de Arauca, algo en Norte de Santander y por ahí un frente en el Chocó

Hacía meses, sí no años, que o se presentaban acciones militares o terroristas del ELN.

Y desde hace unos dos meses, zás. Renacieron. Mientras escribo estas líneas andan de paro armado, en Boyacá, en Cauca, en Chocó, en Antioquia. Le han pegado dos veces al oleoducto. Han atacado y secuestrado.

¿Paz?

¿Pos conflicto?

Me pregunto ¿Paz en medio de la guerra? ¿Pos conflicto en medio del conflicto?

Una entrañable amiga, de visita en Colombia de donde se fue en los años “duros”, me decía “parecería como si de pronto esos tipos dijeron, me cansé de trabajar en El Éxito, me voy a trabajar a La Olímpica”.

¿Guerrilleros entrenados en Las FARC, actuando a nombre del ELN, les suena?

Es entendible que el Gobierno necesite y quiera “vender” el proceso de diálogos con las FARC. Se habrán preguntado en la Casa de Nariño ¿Cuál puede ser el riesgo de seguir hablando de Paz cuando el ELN anda recrudeciendo sus acciones e guerra?

Camilo_TorresUna prueba de lo que puede ser el pos conflicto es la airada reacción negativa que ha producido el afán protagonista de Iván Cepeda y de su compañera de ir a hacerle homenajes a Camilo Torres.

Si, el cura siempre ha sido el símbolo del romanticismo combatiente, pero es también el símbolo de un grupo que tiene una larga historia de vejámenes y acciones terroristas en contra de la población civil de la zona de Chucuri a donde resolvieron desplazarse los “amigos de la paz” que antes eran “amigos de la guerra y defensores del narco terrorismo”.

Es que la Paz tiene que ser en Paz.

Sería más fácil si el Gobierno promoviera como marca la desmovilización y el cese de actividades porque la palomita de la solapa, como marca anda enredada.