Plebiscito en ColombiaLa Corte Constitucional se ha pronunciado aprobando en todas sus partes la ley estatutaria que autoriza al presidente a convocar el plebiscito para la ratificación de los acuerdos de La Habana.

Lo bueno

Reflexiones de Juan Manuel UrrutiaEl plebiscito requiere que los colombianos conozcan en detalle los acuerdos.

Entonces los van a dar a conocer y tendremos, finalmente, la oportunidad de conocer el tamaño de los sapos.

Cuando los colombianos aprueben los acuerdos de La Habana, lo contrario es imposible;

  • Se desmovilizarán más de 7,000 guerrilleros
  • La marca FARC desaparecerá del contexto del conflicto
  • Serán entregadas y se silenciarán unas armas que han hecho mucho daño.
  • No volverán a reclutar a los niños y a explotar sexualmente a las niñas del campo colombiano
  • En las zonas en donde las FARC extorsionaban a la población la gente vivirá más tranquila

Si les queda algo de moral, las fuerzas militares y de policía podrán dedicar toda su energía perseguir a las bandas criminales, incluidas aquellas que se formen con las “disidencias” de las FARC.

Lo malo

Todavía no se conocen los acuerdos, pero eso sí la campaña por el SI comienza hoy.

Una buena proporción de colombianos, no necesariamente amigos de la guerra, pero sí de la democracia opinan que el cambio del umbral es un esperpento. En condiciones normales, si los congresistas y el Gobierno no se hubieran puesto de acuerdo para inventarse una formula por la cual la coalición de la mermelada y de los salarios de 27 millones de pesos siempre gana y si pierde arrebata, se hubieran requerido 16,873,531 votos para que el resultado fuera válido y por lo menos 8.436.767 de votos por el SI.

El creativo umbral del 13,5% significa que con 4,555,853 votos por el SI, siempre y cuando no haya mayoría por el NO, los acuerdos de La Habana quedarán aprobados.

Se ahorraron la bicoca de 12 millones de votos, más o menos. Eso en el fondo es una buena nueva para los amantes de la disciplina fiscal pues dado como funciona la maquinaria de la coalición de la mermelada y de los sueldos de 27 millones, los colombianos nos vamos a ahorrar la plata que le hubieran tenido que dar a la ñoñomanía y similares para conseguir esos votos.

Y punto, ese gol lo marcaron y quedó valiendo, así haya sido en fuera de lugar o con la mano.

A mí no me gusta el cuento del umbral. Las democracias tienen que aprender que el cuento es votando, libremente. Pero Colombia está lejos de ese aprendizaje, pues cuando bien nos va la abstención no es sino de 51%.

Lo feo

Que el Gobierno haya resuelto bautizarlo “el plebiscito por la paz” cuando el propósito es aprobar unos acuerdos que, bien implementados, posiblemente, nos permitan construir la anhelada paz.

Tener que aguantarse al lagarto de Roy Barreras y a Armando Benedetti promoviendo el SI y a los uribistas promoviendo el NO, todos con falsos argumentos.

El día que la corte anunció el fallo, no más el baboso de Benedetti dijo “ahora votar por el SI para que haya paz, porque si votan por el NO, pues es la guerra”.

Así se irán los próximos dos o tres meses de la vida política de los colombianos. Reforma a la injusticia, nada. La gente seguirá muriéndose mientras espera que el sistema de salud responda. Y los congresistas ganándose sus miserables 27 millones de pesos al mes por ir tres veces por semana a trabajar.

Aprobada “la paz” nos meterán una reforma tributaria para ajustar un fisco ordeñado hasta la sangre por la clase política y la corrupción.

¿Qué animal se pondrá el presidente en la solapa entonces, un mico?

PS: En marzo de este año bajo el título Trumpadas, especulaba yo sobre una muy posible candidatura de Trump. Muchos de mis amigos se burlaban de mí y pensaban “finalmente a Urrutia le hizo efecto todo lo que se fumó”. Qué tristeza haber acertado.