CorrupciónLa malla vial de Bogotá, las ambulancias de Bogotá, el programa de alimentación escolar en la Costa Caribe y los Santanderes, Saludcoop, Reficar, y ahora las grandes obras de infraestructura.

Santos y sus amigos dicen que todo fue durante el gobierno de Uribe, Uribe y los suyos no lo pueden negar, pero dicen que eso siguió durante el de Santos.

Reflexiones de Juan Manuel UrrutiaNo me alcanzan los dedos de las manos, ni las de los pies, ni siquiera si les sumo los de las manos y de los pies de mi esposa y de mis tres hijas, para contar las veces que gobernantes, congresistas, líderes de opinión y responsables de los entes de control han anunciado que esta vez sí, que ha llegado la hora de una gran cruzada para erradicar y castigar la corrupción.

Julio César Turbay acuñó una frase a la que nos referimos con sorna, cuando dijo algo así como que la corrupción había que mantenerla en sus justas proporciones.

Los colombianos llevamos años burlándonos de la frase de Turbay mientras nuestros gobernantes, apoyados por la clase política, aplican una noción mucha más perversa. La lucha contra la corrupción se debe mantener en sus justas proporciones, o sea ni tanto que queme el santo, ni tan poco que no lo alumbre.

En Colombia cada cierto tiempo explota un escándalo de corrupción. La lista del primer párrafo es apenas la de los escándalos que recuerdo, lo que llaman los publicistas el Top of Mind. Entonces durante un par de semanas nos declaramos indignados, pedimos que rueden cabezas, que los corruptos vayan a la cárcel. Después, le ganamos un partido de fútbol a Brasil y se nos olvida que se robaron la plata.

Pasadas las elecciones parlamentarias de 2014, descubrimos el poder político de los “Ñoños”, que vienen de Sahagún, en Córdoba.

Unos meses después, la periodista Salud Hernández denunciaba la existencia de turbios contratos con fondos de regalías para ciencia y tecnología, que según ella había podido establecer favorecían a los políticos cordobeses conocido como los Ñoños.

Y ahora esto:

http://caracol.com.co/emisora/2017/01/23/monteria/1485128206_007815.html

Esa corrupción que no tiene nombre y apellido tan elegante como Odebrecht, en cuya investigación no intervino el Departamento de Justicia de los Estados Unidos viene desangrando a Colombia semana tras semana desde que se entronizó la clase política que nos gobierna.

Miembros de la junta directiva de Ecopetrol que miran para otro lado mientras en Reficar se la roban toda y la que no se roban se la gastan en yates de lujo y en putas. Y caen para arriba, ahora le uno es presidente de Ecopetrol y el otro es el flamante Ministro de Hacienda y Crédito Público.

Allá en la Guajira arriba, donde nació el contrabando, los niños se mueren de hambre y los políticos del partido del vicepresidente ahora candidato se han robado todo, absolutamente todo durante las dos últimas décadas y les siguen dando el aval.

Ministras que le mandan hacer carreteritas a la familia de su pareja. Parejas de ministras, que también son ministras que reciben en su despacho a la reina del carrusel de la alimentación escolar para “resolver” un problema de caducidad de un contrato.   Parlamentarios que nunca han contribuido a debate o proyecto alguno porque viven ocupados, desde Sahgún, cuadrando en Ceveyé (Cómo Voy Yo?) en cuanto contrato se firma en sus regiones.

En el caso de Odebrech a medida que los culpables abren el ventilador lo que vuela es mierda al zarzo. Nos quedan por resolver varias preguntas:

¿Qué hacía el candidato del entonces presidente Uribe en una reunión con el presidente de Odebrecht en la Casa de Nariño?

¿Qué secretos se llevó a su tumba el exministro de transporte de los cero kilómetros en ocho años?

¿Qué tanto de las andanzas de su socio sabía don Luis Carlos Sarmiento Angulo?

¿Cómo es que es el cuento del tal “Duda”?

Y si se confirma lo del tal “Duda” y es cierto que le hicieron semejante regalito a la campaña de Oscar Iván Zuluaga, ¿será que los de Odrebecht son tan imbéciles de apostarle a un solo candidato?

¿Dejamos así, o nos ponemos serios a preguntar y a contestar?