Sí y No en ColombiaEn medio de la muy terrible polarización que Santos, Gaviria, Uribe, y Pastrana, todos con igual culpa han ido produciendo alrededor del plebiscito, he logrado encontrar espacios para un diálogo más civilizado, menos apasionado.

Reflexiones de Juan Manuel UrrutiaYo, como lo escribí la semana pasada ya tengo bastante certeza que mi voto es por el SI. Sin embargo, he logrado mantener una posición relativamente abierta ante los argumentos de quienes promueven el NO. Sus argumentos no me convencen, pero los hay válidos, los hay débiles y los hay que demuestran posiciones que definitivamente no comparto.

He tratado de seguir el debate, aunque hay ciertos personajes de la política nacional a quienes poco o nada les creo.

En el lado del SI está Roy Barreras que ante cada pregunta su único argumento es si no gana el SI vuelve la guerra.

Por ejemplo, si se le pregunta que porqué las FARC no entregan sino a 7 niños combatientes, él va a contestar que el número no importa que lo que importa es que gane el SI para que no vuelvan a reclutar niños. Obvio. Pero eso no deja de lado el hecho que es una desfachatez que el Gobierno y las FARC hayan resuelto barrer debajo del tapete el reclutamiento de más de tres mil niños en los últimos años.

Si se le pregunta que por qué, en el discurso del día de la firmita, las FARC no mostraron arrepentimiento, él contesta que eso no es importante que lo que es importante es que si gana el SI ya no van a cometer actos de los cuales tengan que arrepentirse.

Aclaración: el día que Humberto de la Calle e Iván Marques firmaron el acuerdo definitivo, eso fue la firmita porque la firma, o firmota, es en Cartagena de Indias, unos días antes del plebiscito, con Jefes de Estado, escoltas, francachela y comilona. Las trabajadoras sexuales están de plácemes, no con la paz sino con los negocios, como cuando vino Obama.

O está Gaviria quien dijo, sin consultar, que muy seguramente el Gobierno de Estados Unidos le daría el indulto a los guerrilleros que tiene allá. No alcanzó a terminar la frase, con gallo y todo, cuando fue desmentido por el Departamento de Estado.

Argumentos babosos.

En el lado del NO hay gente como José Obdulio Gaviria que en reciente debate en radio dijo dos perlas.

Según el Goebbels colombiano, el acuerdo para la reforma del agro, punto primero del acuerdo definitivo, establece un compromiso del Gobierno de reformar la propiedad en el campo y terminar con la propiedad privada productiva llevando a la ruina de los grandes productores y a una hambruna como la que vive Venezuela. Yo debo ser muy imbécil pues lo he leído dos veces y no veo en donde está esa parte del acuerdo. Lo que sí existe es la Ley 1776 del 29 de enero de 2016, llamada ley de Zidres que según la izquierda es un retroceso en la reforma agraria. Y esa ley se sancionó en plenas conversaciones y no veo ningún punto en el acuerdo que diga que la van a derogar.

Pero el más triste argumento es que dice José Obdulio que quienes se oponen a los acuerdos prefieren estar combatiendo a los terroristas para llevarlos a la cárcel que enfrentándolos en la arena política.

¡Zás cuchifás Caifás! Mejor la guerra que la paz negociada.

¡Argumentos peligrosos!

Pero hay argumentos a favor del No más difíciles de contradecir. Me decía un amigo a quien respeto profundamente que su temor es que con el acuerdo de paz “esa gente va a prometer, como Petro, agua gratis y electricidad subsidiada y expropiaciones, y van a ganar las elecciones y se van a quedar en el poder, como en Venezuela”.

Ahí me tocó pensarla. Si dependemos de politiqueros clientelistas y corruptos para que defiendan las ideas democráticas y la economía social de mercado, es bien posible que la izquierda gane, pero eso pude suceder con o sin acuerdo de paz. Es más eso va a suceder si la clase dirigente del país sigue pensando que podemos sobrevivir con nuestros privilegios en medio de la inequidad y de la corrupción rampantes.

Entiendo ese temor. Es un temor causado por la incapacidad de nuestra clase política. Es un temor causado por la impunidad, esa sí, de la que gozan los corruptos en Colombia. Entiendo que un empresario que ha invertido y reinvertido en sus empresas, en programas sociales, en generar empleo, tenga temor que su obra y la de su familia se vayan al trasto con un gobierno de corte Socialismo Siglo XXI. Claro que produce terror la posibilidad que un tipo como Petro que casi acaba con Bogotá llegue al poder. Claro que produce temor que organicen una constituyente para reformar la esencia de nuestro sistema político.

Pero eso no se arregla con la guerra. Porque si algo hemos aprendido es que la guerra no arregla sino el bolsillo de los comandantes de la guerrilla, de los comerciantes de armas y de los militares que se las compran.

El riesgo de una revolución bolivariana en Colombia se elimina con decisión, derrotándolos en las urnas y gobernando con transparencia y con eficiencia.

Si alguien cree que Colombia puede ser democráticamente viable eligiendo a los Kikos Gómez para que se roben las regalías y demás recursos de sus departamentos mientras los niños mueren de hambre está muy equivocado.

Si alguien cree que Colombia puede seguir viendo a la gente de recursos limitados muriéndose en las filas de espera de las entidades prestadoras de servicios de salud, está muy equivocado.

El 3 de octubre, quienes creemos en que la paz es posible tenemos que trabajar, todos a una como Fuenteovejuna, por un país en donde no sea posible que la Corte Suprema de Justicia elija como su candidato a la procuraduría a un personaje tan cuestionado como el señor Perdomo. Tenemos que articular un país en donde por mucho que haya ayudado en las negociaciones un personaje tan oscuro como Roy Barreras no se pueda pasear repartiendo hojas de vida para mantener el control sobre instituciones claves. Tenemos que construir un país en donde los niños no se mueran de hambre ante la impotencia de la directora del Bienestar Familiar que no pudo derrotar a la corrupción guajira. Tenemos que vivir en un país que no permita que una ministra incapaz se esconda detrás de su orientación sexual. Pero., también, un país que acepte y proteja a esa orientación sexual.

Y por muchos votos que saque el SI. Y por muy buenos que sean los acuerdos, o nos reformamos o nos reforman

Una reflexión final. ¿Cree alguien que Iván Marques va a llegar al Congreso y le va a decir a Jorge Robledo “hagáse pallá que yo soy el nuevo jefe de la izquierda”? Ya voy Toño decía la canción.

Tags: