Caricaturas_Trump

Esta semana vimos en la Universidad de Chicago que muchos en EUA ya están hastiados con el alevoso racismo inspirado por el candidato republicano Donald Trump. Y no se van a quedar cruzados de manos.

El viernes en la noche, miles se movilizaron en contra de un evento de Trump y obligaron a suspenderlo.

No fue una discusión de ideas: Fueron gritos, empujones e incluso “trumpadas” contra los trumpistas en algunos casos destrozándoles sus letreros.

Luego de que se cancelara el mitin, desde la derecha política de EUA, voces criticaron a los manifestantes, en su mayoría afroamericanos y latinos.

Omitieron en estas denuncias, sin embargo, que Trump, desde el podio y potenciando la atracción eléctrica que genera en un sector de la población (mínima educación, bajos ingresos, raza blanca, golpeados por la crisis económica), ha pedido repetidamente violencia contra los protesten contra él.

Ha dicho más de una vez que “hay que sacarlos en camillas” de los eventos.

Y esta violencia ha venido aumentando contra quien critique el racismo de Trump. Así sean periodistas.

Podría decirse que, después de sembrar vientos en varios meses de campaña, Donald Trump y sus acólitos republicanos han comenzado a cosechar huracanes.

Esta semana también EUA asistió desde sus televisores al sepelio de Nancy Reagan, primera dama durante dos administraciones de Ronald Reagan.

Fue una ceremonia sencilla, elegante, en la que participaron dignatarios de la época y amigos de la difunta.

Como no hay muerto malo, poco se dijo sobre el papel de Nancy Reagan en la llamada guerra contra las drogas. La nación olvidó que fue ella quien lanzó la campaña “Just Say No” (Solo di ¡No!), que muchos consideran como el preámbulo del encarcelamiento masivo de negros y latinos por crímenes relacionados al uso drogas. Es una política que gran parte del país considera un fracaso total pero que no es tan fácil de cambiar.

Cuando llegó el turno de pronunciar unas palabras a Hillary Clinton, en su calidad de antigua primera dama de EUA, ella elogió el papel de Nancy y Ronald Reagan por “su eficacia” en movilizar al país durante las primeras fases de la epidemia del VIH SIDA, que causó decenas de miles de muertos — muchos de ellos en el mundo de las artes — al comienzo de la década del 80.

Conmovedoras palabras de la candidata ante millones de televidentes. Bellas.

El único problema es que no fueron verdad.

De hecho, los Reagan se negaron incluso a pronunciar la palabra SIDA — en los mismos instantes en que amistades de ellos del mundo de Hollywood, como Rock Hudson, sucumbían ante el virus.

La nación quedó sencillamente boquiabierta ante el revisionismo histórico de Hillary.

Asqueados.

A los dos días se disculpó, diciendo que había “cometido un error”.

Solo que esta “disculpa” la leerá un mínimo porcentaje de los que escucharon su “errónea” versión.

No es la primera vez que Hillary Clinton miente en esta campaña — especialmente contra su contrincante Bernie Sanders, hecho que no ha pasado desapercibido.

Aún así, Sanders sigue sorprendiendo por su tenaz campaña.

Veremos que sucede el martes entrante cuando Ohio, Illinois y la Florida tendrán sus elecciones primarias.

Otra semana que pasó en EUA.

Carlos F. TorresCarlos F. Torres
Director, El Molino Online
New York, NY marzo 13, 2016