¿Qué pasa si tienes todos los artefactos que formarían el museo que te apasiona pero careces del edificio donde colocarlos?

Si eres Joel Schiff los mantienes en casa, así sea en un pequeño apartamento en el Este del Bajo Manhattan. Lo que sería otro especímen de la fauna humana que dan textura a la Gran Manzana es el tema de un fascinante artículo  en el Wall Street Journal.

Según Steven Kurutz, el coleccionista de 66 años tiene en mente el “Museo del Hogar y la Cocina”, que busca trazar la historia de la preparación de alimentos desde la edad de piedra hasta los años 50. “Con exhibiciones, representaciones (como la cocina del vagón Conestoga) junto con restaurantes donde los chefs prepararán platillos usando técnicas antiguas”.

Mientras espera encontrar un sitio, Schiff guarda la colección en un espacio de 850 pies cuadrado repleto de ollas, cacerolas, sartenes, utensilios, vaporeras, hornos, planchas, cazuelas, pailas, teteras, cucharas, cuchillos, espátulas, cucharones. Miles y miles. “Dejé de contar hace unos 10 años con unos 7 mil artefactos”.

Respecto al espacio, dice el periodista. “Mr Schiff estaba de pie en lo que tradicionalmente sería su sala, si en las paredes colgaran cuadros en vez de moldes de o si un candelero sustituyera las grandes sartenes de vaquero colgando del techo. Creaba cierto nerviosismo todo el hierro sobre mi cabeza”.

Artículo completo en inglés.