Silencio de los fusilesFue un histórico día para Colombia: Las FARC, la insurgencia más antigua de Colombia y América Latina, finalizó la lucha armada y completó la dejación de armas alzadas en 1964.

“Adiós a la guerra, adiós a las armas. Bienvenida la paz”, dijo el líder de las FARC, Timochenko, nombre de guerra de un médico y cardiólogo que en la vida civil respondió al nombre de Rodrigo Londoño, y quien encabezó la organización luego de la muerte en combate de Alfonso Cano en 2011.

“No le fallamos a Colombia, hoy dejamos las armas”,dijo Timochenko.

El presidente Juan Manuel Santos, cuyo gobierno inició el proceso de paz con FARC en 2012, dijo: “Hoy, al depositar las armas que tenían con ustedes en los contenedores de las Naciones Unidas, los colombianos y el mundo entero saben que nuestra paz es real y es irreversible”.

Santos-Castro-TimochenkoAmbos hombres, cuya fotografía en La Habana ha dado la vuelta al mundo, participaron en un evento en Mesetas, departamento del Meta, donde FARC tuvo su centro de operaciones al poco rato de inciarse como una guerrilla de autodefensa campesina en 1964.

El evento contó con la asistencia de Jean Arnault, jefe de la misión de Naciones Unidas a cargo del proceso de desarme; representantes de Cuba y Noruega, naciones cuyos buenos oficios impulsaron el acuerdo de paz; mandos guerrilleros, militares, congresistas, representantes de la Unión Europea y antiguos guerrilleros ahora desmovilizados que esperan reintegrarse a la vida civil.

Dijo Arnault: “Consideramos que el compromiso con la dejación de armas individuales adquirido por las FARC ha sido honrado”. La ONU certificó la entrega de 7,132 armas individuales en las 26 zonas donde están concentrados los ahora excombatientes.

El conflicto armado colombiano, en el que también han participado otras guerrillas, paramilitares y agentes estatales, ha cobrado un saldo calculado en unos 260,000 muertos, 60,000 desaparecidos y 7.1 millones de desplazados. Extensas áreas están sembradas de minas anti personal, lo cual promete serias dificultades en limpiarlas.

La ONU seguirá ubicando otros depósitos de armas, también llamados caletas, a través de la ancha y accidentada geografía colombiana. Por razones de seguridad en los campamentos de las FARC, se ha permitido a algunos ex guerrilleros a mantenerse armados.

Con las armas entregadas por las FARC serán fundidos tres monumentos, que serán colocados en la sede de la ONU en New York, en Colombia y en Cuba, donde por años tuvieron lugar negociaciones de paz.

Para las FARC, se abre un espacio político y recibirán subsidios gubernamentales temporales.

Igualmente, la organizacion tendrá que abordar asuntos relacionados a los crímenes cometidos durante la guerra, y para ello se ha creado un sistema especial de Justicia Transicional.

Unos 3,400 militantes de FARC se encuentran privados de libertad. Otros 7,000, que incluyen una amplia cosecha de bebés nacidos desde la desmovilización, se encuentran en 26 campos transicionales, conocidos en Colombia como Zonas Veredales Transitorias de Normalización.

En agosto, los exmilitantes de las FARC organización realizarán un congreso para trazar su futuro político.

No todo es optimismo, sin embargo. Un amplio segmento de la población colombiana liderada por dos ex presidentes, Alvaro Uribe y Andrés Pastrana, se opone al proceso de paz, el cual consideran una “entrega al castro-chavismo”. Ese mensaje formará parte de las comunicaciones de la campaña presidencial 2018 que está comenzando a gestarse.

Colombia también enfrenta paralizantes niveles de corrupción, que muchos han visto como un real peligro al proceso de paz. Igualmente, sigue pendiente la situación de los cultivos ilícitos (coca), en las zonas de donde las FARC se han retirado. EUA ha pedido que se reinicie la fumigación aérea aunque el gobierno hasta el momento sigue oponiéndose a ello.

Siguen las conversaciones con vista a un acuerdo con otra organización guerrillera, el Ejército de Liberación Nacional ELN.

Y, el constante asesinato de activistas políticos, de los cuales al menos 127 ya han perdido la vida desde que se firmó el acuerdo de paz a fines de 2016.

Pero los fusiles de las FARC se han silenciado para siempre.

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