Las imágenes de un grupo de alrededor 200 personas afroamericanas armadas hasta los dientes en formación marchando el 4 de julio en el parque de Stone Mountain, en el sureño estado de Georgia, muestran que dentro de la comunidad negra algunos están cansados de marchar pacíficamente. 

Hemos visto a grupos de supremacistas blancos con armas de calibre militar, banderas con significados racistas, pronunciándose a favor de símbolos del esclavismo. Ahora estamos comenzando a ver grupos de ciudadanos negros igualmente armados.

También se ha vivido en tiempos recientes la agresión racial de parte de mujeres blancas — las “Karen” que ahora las llaman — llamando policías cada vez que ven una familia negra en sitios donde “no deberían estar”.

Amy Cooper fue una de ellas. Sucedió en el Parque Central de New York, llevaba sin correa a su perro, cuando un ornitólogo aficionado le dijo que le pusiera la correa. Ella llamó la policía, diciendo que “un afroamericano me pone nerviosa”. Fue grabada en un teléfono, y el video circuló por todo el país y el mundo. No le ha ido muy bien que digamos.

La semana pasado vimos el caso en Oakland, en un parqueadero, en donde una mujer blanca sacó una pistola armada y le apuntó a la madre de una niña de 15 años. Ella y su marido, que tenían permisos para portar armas ocultas, fueron detenidos por agresión.

Todo esto es reflejo de la tensión racial que se vive en EUA. Gran parte de esta tensión no eso más que el supremacismo blanco, el racismo abierto y cada día más agresivo, el divisionismo que surge desde La Casa Blanca, pasando por todo el estamento político del país, llegando al segmento de la población que se beneficia del racismo — o al menos piensa que es así.

La ciudadanía de color de EUA no va a quedarse cruzada de manos sufriendo un desangre constante.

A menos que tenga lugar un cambio radical, más y más van a hacer uso de su derecho a portar armas. No sería la primera vez. Desde las rebeliones de los esclavos en el siglo XIX, hasta las Panteras Negras, Malcom X, muchos negros y latinos han respondido a la violencia con violencia.

¿Qué podría salir mal?

Negros con armas