Esta semana en la Gran Manzana se vio el papel de la policía desde dos ópticas diferentes, que al dibujar dos realidades contradictorias, muestran la polarización que se vive en EUA.
En medio del dolor y repudio generalizado por el cobarde asesinato de los agentes de la policía Rafael Ramos y Wenjian Liu, voces muy recias y poderosas intentaron atribuir autoría intelectual por el crimen a los que han protestado el homicidio a manos de la policía neoyorkina de Eric Garner, y la impunidad con que salió libre el agente que lo estranguló.
El sepelio del agente Ramos fue digno de un primer ministro: De cabo a rabo del país se movilizaron otros policías en sus uniformes.
Tanto el vice presidente Joe Biden como el alcalde Bill de Blasio asistieron a las exequias fúnebres de Ramos. (Liu será sepultado más tarde).
Cuando comenzó a hablar el alcalde, un nutrido contingente de policías dio la espalda al alcalde en protesta simbólica a los comentarios que había hecho a raíz del veredicto sobre Garner, antes de que fueran asesinados Ramos y Liu.
De Blasio dijo que él, siendo padre de un hijo afroamericano, temía por la vida de su muchacho a manos de la policía.
Una agente de la policía dijo a la Reuters que había dos lados en esta tragedia “y el alcalde no está de nuestro lado”. El jefe del sindicato de la policía dijo que el alcalde “tiene sangre en sus manos”.
Pausamos para recordar que los afroamericanos muertos a manos de la policía no han tenido la presencia de notables. El edificio Empire State no ha iluminado en azul, como sucedió ayer. En algunos casos los gastos han requerido colectas entre vecinos, los mismos que han salido a las calles a protestar.
Por todo el país.
Y las protestas han seguido, no obstante el llamado del alcalde a que se suspendieran.
El 27 de diciembre, en Brooklyn unas 200 personas protestaban la muerte de Akai Gurley, muerto de un balazo hace algunas semanas en el edificio donde vivía.
Otra semana que pasó en EUA.
Carlos F. Torres
Director, El Molino Online
Diciembre 28, 2014
