El castigo corporal, lejos de fomentar la obediencia entre los niños, los hace más agresivos, indica un estudio reciente citado por Alice Park en la revista Time.

“Investigadores en la Universidad de Tulane proveen la evidencia más fuerte hasta la fecha contra el uso de las nalgadas: de casi 2,500 niños en el estudio, aquellos que recibieron nalgadas con mayor frencuencia a los 3 años tenían mayor propensidad a ser agresivos para la edad de 5. El informe apoya trabajos anteriores sobre los problemas del castigo coporal, entre ellos un estudio en la Universidad de Duke que indica que los bebés que recibieron nalgadas a los 12 meses tenían resultados menores en las pruebas cognoscitivas”.

Los niños que recibieron nalgadas exhibieron tendencias a ser más desafiantes, exigir satisfacción inmediata de sus caprichos y necesidades, a frustrarse más fácilmente, ser berrinchudos y a usar la violencia física contra otros, indica.

A corto plazo, concluye el artículo, las nalgadas pueden parar a un niño en el acto de portarse mal. Pero con el tiempo, el método pierde efectividad. La Asociación Americana de Pediatría no recomienda las nalgadas bajo ninguna circunstancia.

¿Por qué no salió ese estudio cuando yo era niño?

Foto cortesía de hadesigns via flickr

Artículo en inglés