Igual que resucitó Lázaro, ganó Joe Biden en la primaria de Carolina del Sur, tal cual estaba escrito. Ello produjo un resoplido de alivio dentro del oficialismo del partido demócrata, una burocracia enquilosada, corrupta, reacia a cualquier cambio — mucho más a la “revolución política” que propone Bernie Sanders.
El mismo Biden, en su discurso celebrando su victoria, dijo que el electorado quiere resultados, no revoluciones. Y que él es la opción que permite “ganar en grande o perder en grande”.
Gran parte del éxito de Biden se debe al apoyo que recibió dos días antes del representante James E. Clyburn, el afroamericano de mayor rango en el Congreso, un hombre con mucho poder de convocatoria en Carolina del Sur. La mitad de los votantes por Biden encuestados atribuyeron su voto al apoyo del congresista.
En un estado del sur, con mayoría afroamericana, en todo momento en que pudo Joe Biden recordó a todo el mundo que fue el vice presidente de Barack Obama, a quien todo el mundo se refiere como Presidente Obama. Menos Biden quien lo llama Barack.
Estos son los resultados, según la Associated Press
El milmillonario Tom Steyer que durante meses antes de las elecciones ha gastado una fortuna (de su propio bolsillo) denunciando a Donald Trump entregó la toallla. Uno menos.
Por su parte, Bernie Sanders sigue punteando el grupo.
Esto en sí es admirable — algo nunca visto en la política de EUA. Un político de oposición que se autodenomina socialista, quien tiene en contra suya al partido mayoritario del país — y los medios de comunicación afines que han comenzado a darle justo y parejo: lo han comparado con Chávez, Pol Pot; han dicho que no es demócrata; que es un peligro para la seguridad nacional — siga ganando.
Sin perder la calma, en su discurso de felicitación a Biden, el Senador Sanders recordó a sus partidarios que “no será ésta la única derrota para nosotros; es un país muy grande con muchos estados”.
Situación actual.
Así están las cosas en vísperas del SuperTuesday, el 3 de marzo, día en que tendrán sus elecciones primarias los estados de Alabama, Arkansas, California, Colorado, Maine, Massachusetts, Minnesota, North Carolina, Oklahoma, Tennessee, Texas, Utah, Vermont, y Virginia; además de los ciudadanos de EUA en el extranjero inscritos en el partido demócrata.
Están en juego 1,357 de los 3,979 delegados comprometidos están en juego ese día.
No cabe duda de que la victoria de Biden lo resucitó. Ahora hay que ver si agarra vuelo, alcanza, y derrota a Biden como espera el oficialismo — y los milmillonarios que lo subsidian.Ellos quisieran ver a Biden llegar victorioso a la convención, con por lo menos 1991 de los 3,979 delegados. Si no lo logra en la primera votación, se realiza otra, pero esta vez ya son libres de votar como quieran y tiene acceso al voto también los burócratas, funcionarios de años en la organización que nadie nunca los elijió. Se les llama “superdelegados”. Puede ser un espectáculo feo verle los dientes a una burocracia.
Poco se dice en las escrituras que sucedió con Lázaro después de su resurrección. En el mundo político de EUA estamos por ver si el apoyo de la burocracia demócrata bastará para mantener vivo a Lázaro Biden.
Otra semana que pasó en EUA.
