Trump en el estadioResaltamos tres eventos de importancia sobre el proceso de impeachment de Donald Trump, que dominan las noticias en EUA.

Primero es el testimonio de Alexander Vindman, el principal experto en Ucrania del Consejo de Seguridad Nacional (NSC), quien será el primero funcionario de la Casa Blanca en testificar ante los investigadores de la acusación de la Cámara de Representantes. Según sus declaraciones preliminares que han sido repartidas a la prensa, él escuchó directamente la conversación entre Trump y su equipo y el presidente Ucraniano Volodymyr Zelensky el 25 de julio,conversación que se encuentra al centro de la investigación con miras al juicio político del presidente. Fue ahí que Trump pidió a su contraparte ucraniano que le diera información lesiva a Joe Biden a cambio de ayuda militar.

Vindman, refugiado ucraniano en EUA desde los 3 años, ha sido condecorado por su servicio militar en Irak. Es actualmente teniente coronel en el ejército estadounidense.

Afirmará en su testimonio que las palabras del presidente le causaron tal consternación que se comunicó con el principal abogado del NSC, John Eisenberg. Según informa el New York Times, Vindman fue acompañado de su hermano gemelo, Yevgeny, también trabaja para el NSC y los dos tienen oficinas una frente a la otra en el ala oeste de la Casa Blanca. Yevgeny es teniente coronel en el ejército y sirve en el NSC como abogado encargado de cuestiones de ética. Cuando Alexander decidió plantear sus preocupaciones sobre la conducta de Trump, recurrió a su hermano y ambos se reunieron con el abogado de Eisenberg.

Segundo es el cambio de estrategia de los demócratas. Informa Politico que los investigadores de la Cámara de Representantes pronto tendrán audiencias públicas. Antes de ello, pedirán un voto en sesión plenaria sobre el protocolo a seguir para el proceso de impeachment. Los republicanos han atacado el que los interrogatorios hayan tenido lugar en sesión secreta (la semana pasada irrumpieron en recinto seguro donde se realizan las reuniones). También los republicanos han dicho que en ausencia de un voto plenario, el impeachment carece de validez.

Ahora tendrán que adaptarse a las nuevas tácticas, es decir atacar los testimonios y no los procesos.

Tercero reproducimos apartes de una columna en el New York Times por Jennifer Weiner bajo el título “Por qué me sentí tan bien viendo la rechiflada a Trump“.

Trasfondo. Es costumbre que el presidente de EUA asista al quinto juego de la serie mundial de béisbol. Ese mismo día, el presidente había anunciado (quizás exageradamente) que un comando especial del ejército había abatido al jefe de ISIS, el llamado estado islámico. El evento lo había anunciado a las 9 a.m. del domingo quizás con la esperanza en la Casa Blanca de que fuera el tema de todos los programas de opinión. No lo fue, pero el presidente se sentía muy orgulloso de su logro.

Cuando fue al estadio, y la cámara enfocó en él, los asistentes comenzaron a chiflarle, abuchearlo. Más adelante en el juego, comenzaron a corear, “Lock him up!, Lock him up!” (para la cárcel). Inicialmente, el presidente creyó que eran “¡vivas!”. Luego comprendió. Y todo quedó grabado.

Algunas voces han denunciado la rechiflada señalando que el cargo de presidente representa mucho más que Donald Trump.

“Observé el video una y otra vez, escudriñando cada segundo del pietaje, esperando el momento exacto en que la sonrisa burlona de Trump cede el paso a una petulancia pedregosa, el preciso instante en que él se da cuenta de que este mar de estadounidenses con sombreros rojos no son su gente con sombreros rojos — -y  que los aplausos para los veteranos dan paso a abucheos lujuriosos, y los coros de ‘Para la cárcel’ se extienden por el estadio.

“Se sentía como una medicina, como bálsamo para un alma cansada. No fue hasta que vi que el material se aceleró, disminuyó la velocidad y desde seis ángulos y me escuché a mí misma cantando, “¡Déjame saborear tus lágrimas!”, que comencé a sentirme un poco enferma, como si me hubiera atragantado con los dulces de Halloween .

“Me di cuenta de que me estaba regodeando. No fue una realización agradable.

“El abucheo en sí no era el problema. El abucheo fue apropiado. El abucheo fue necesario, en la medida en que su viaje al Estadio Nacional fue una de las pocas veces que Trump salió de su burbuja creada por él mismo y encontró algo parecido al mundo real. Cuando come afuera, es en el restaurante de un hotel de su propiedad; cuando juega golf, es en un club de su propiedad; cuando está con una multitud, es su multitud”.

 

Imagen via NYT