¿Recuerdan el refrán, “Ladrón que roba ladrón, cien años de perdón”? O sería, ¿”En casa del herrero, cuchillo de palo”? El caso de Todd Davis tiene algo parecido y a la vez totalmente diferente que estos refranes. El señor Davis tiene un negocio de protección contra fraude de identidad y no ha podido impedir que le roben su propia identidad. Es más, él mismo proporcionó su nombre a los cacos.

Su compañía se llama Lifelock y, para comprobar la calidad de sus servicios, colocó un anuncio con su nombre y número de seguro social. ¿Atrajo clientes? No lo sabemos, lo que es claro que es que su identidad cayó en malas manos: le fue robada 13 veces.

Según Gawker, “La identidad de Davis fue robada para un préstamo de cambio de cheques por $500; para gastar $2,390 en servicios de AT&T Wireless; 7 préstamos fraudulentos; $186 en servicios de Verizon; $122 en servicios públicos en Texas;  prestar $573 del banco Credit One y gastar $312 en canastas de regalos”.

¿Qué se puede decir al respecto?

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