El títereA mediados de febrero el avance del coronavirus en China ya dejaba pensar que se trataba de una muy compleja epidemia.  Sin embargo, el director de la Organización Mundial de la Salud se negaba a dar la alerta de pandemia.  Los aviones seguían volando, los estadios se seguían llenando.  En España había 2 casos reportados, en Italia 3.

Si a la cabeza de la OMS hubiera estado un director independiente, hubieran exigido que el gobierno dictatorial del partido comunista chino permitiese que un panel de expertos epidemiólogos, independientes también, fueran desde mediados de enero a estudiar el nuevo virus.

Juan Manuel UrrutiaGracias a la complicidad de la OMS, el virus de Wuhan, bautizado Covid-19 para darle gusto a los chinos, el mundo navega la tormenta de la pandemia que se negaron a anunciar a tiempo, a oscuras.

No ayudó para nada la actitud del presidente del país más poderoso del mundo que por esos días casi que se burlaba de la pandemia que la OMS no quiso anunciar.

Así llegamos a marzo.  Italia tenía más de mil casos, España mucho menos.  La vida seguía igual, el daño estaba hecho.  El director de la OMS seguía negando la existencia de una pandemia universal.  Los aviones seguían volando, la gente seguía reuniéndose en estadios, haciendo mercado en plazas atestadas.  Pruebas de coronavirus ¿para qué? 

Cuando ya nos había llegado el agua al cuello, el 11 de marzo, el títere de Beijing, Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, anuncia la pandemia universal.  Tarde, los países ya no se habían preparado. Los gobiernos empezaron a dar palos de ciego.  Cancelar vuelos, cerrar aeropuertos y finalmente encerrarnos.  No tenían de otra, no tenían información y no se dieron las condiciones para que la buscaran y analizaran.

Los laboratorios que tenían la capacidad hubiesen podido iniciar la búsqueda de una prueba rápida desde enero si la OMS hubiera decretado la alerta de pandemia, pero esperaron hasta marzo cuando ya el agua nos había llegado al cuello.  Los países más ricos y con más capacidad logística incrementaron rápidamente su capacidad instalada para hacer pruebas.  Otros no.

Hoy en día Suiza ha hecho 19,000 pruebas por millón de habitantes, Alemania 10,000 y ¡Colombia 544!

Los gobiernos con mejor información toman medidas integrales, sistémicas.  Los países que no tienen información toman medidas masivas.  Los gobiernos informados atacan el problema y tratan de gestionar la crisis.  Los gobiernos que no tienen información, tratan como pueden de ganar tiempo.

Ayer el presidente de los colombianos anunció que acaba de ampliar el asilamiento obligatorio, es decir a cuarentena general por catorce días más.  Los colegios y las universidades estarán cerrados hasta el 31 de mayo.  No le quedaba de otra.

El sistema nacional de salud no está preparado para el crecimiento de los contagios y por ende de las demandas sobre el sistema.  Se requiere aplazar el pico.   El Instituto Nacional de Salud está desbordado y no alcanza a procesar las pruebas que se toman.

El encierro es detestable. Los que tenemos con qué, estamos un poco incómodos, pero todos tenemos una razón para quejarnos del encierro.  Nos tocó y de pronto logremos pasar la tormenta.  

Pero hay mucha gente para quienes el encierro no resuelve nada, al contrario, empeora su condición.  Ojalá los gobernantes logren implementar soluciones integrales y efectivas, de lo contrario la sociedad va a enfrentar situaciones caóticas.

Y si alguien quiere echarle la culpa de todo esto a alguien, piensen en el títere de Beijing.