Tenemos, una vez más, un fiscal de “pacotilla”.  Y así ¿cuál justicia?

Si.  Estoy indignado.

La Constitución de 1991 planteó que el presidente de turno ternara el fiscal para el período posterior al suyo.  Cuando amparado en Yidis y Teodolindo, Álvaro Uribe se reeligió en 2006 descuadró la elección de fiscal.  Luego vino la salida de Viviane Morales cuya elección fue declarada nula por el Consejo de Estado y aparece el primer fiscal de pacotilla, Eduardo Montealegre, quien apenas elegido convenció al Consejo de Estado que el periodo no era institucional sino personal y se quedó cuatro años. 

Juan Manuel UrrutiaEl paso de Montealegre por la fiscalía no puede haber dejado un peor sabor pues puso al ente acusador al servicio de la reelección de Santos.  El invento del hacker Sepúlveda y la campaña contra Oscar Iván Zuluaga, su hijo y su sobrino ha sido una de las más bajas campañas de las que hayamos sido testigos los colombianos.  Luego vino el segundo fiscal de pacotilla, Néstor Humberto Martínez llegó a la fiscalía a embolatar la investigación de Odebrecht para que cayeran todos los involucrados menos la organización de su patrón y amigo Luis Carlos Sarmiento.  Se le acusa también de embolatar la investigación del ingreso de dineros de Odebrecht a las campañas presidenciales de 2014 para proteger la de Juan Manuel Santos en cuyo gobierno Martínez llegó a ser el segundo hombre más poderoso del país, después del presidente. 

Martínez que es “sinuoso” entendió que su estancia en la fiscalía se estaba volviendo contraproducente y en una chiripiolca provocada por la estupidez de la Corte Suprema de darle la libertad al narcotraficante Santrich, aprovechó y dejó tirado el cargo.

Vino una larga interinidad resultante de la inoperancia de la Corte Suprema de Justicia sumida en un escandaloso galimatías de clientelismo.  Finalmente, cuando la Corte estuvo lista, Duque ni corto ni perezoso aprovechó el papayaso de poder presentar una terna compuesta por amigos.  Se llegó a la elección de Francisco Barbosa, quien se había declarado como el mejor amigo del presidente Duque y que en el momento de su elección se desempeñaba como Consejero Presidencial.  Se posesionó en enero de este año.  Proclamó que sería el mejor fiscal de la historia.

La historia no duró ni cuatro meses.  La Revista Semana habla de salidas en falso, de errores políticos o jurídicos.

Ahí están equivocados.  Barbosa es otro fiscal de pacotilla, amigo del Gobierno y colocado en el cargo para cubrirle las espaldas y las irregularidades al presidente.  Y eso lo hace intencionalmente.  Especialmente en lo relacionado con lo que ha sido bautizado la Ñeñe-política.  

El mejor fiscal de la historia debería haber sido capaz de ser mejor que los fiscales que con sus actuaciones permitieron que sonados casos de dineros non santos en campañas políticas quedaran sin castigo.  Fue complaciente con la tal Cayita, la asesora del senador Uribe que aprovechó el papayaso y se voló del país y que ahora se niega abiertamente a colaborar con la justicia, tapen, tapen que el fiscal remacha.

El remache en este caso se hace con cortinas de humo.  Cero y van tres a cuál peor.

La primera cuando resolvió penalizar la idiotez, para dar espectáculo, abriendo investigación contra la alcaldesa de Bogotá por hacer mercado con la esposa.  La idiotez de la alcaldesa fue mayúscula, pero de ahí al circense acto de anunciar investigación penal hay mucho trecho.

La segunda cortina de humo, tal vez la más sucia e inexplicable es la captura de Aníbal Gaviria, un hombre honesto y serio, cumplidor de su deber y transparente.  Se la inventó el mejor amigo del presidente, extrañamente para que coincidiera con la versión preliminar de la testigo clave en la Ñeñe política, la tal Cayita, quien se negó, como ya dijimos, a colaborar con la justica.  Se la inventó el mejor amigo del presidente Duque con base en un contrato celebrado hace 15 años para una obra que se entregó, que no tuvo observaciones fiscales y que a diferencia de muchísimas obras contratadas en Colombia está funcionando bien y ha llevado desarrollo a toda una zona del departamento de Antioquia.  Para ordenar una medida de aseguramiento preventivo hay tres causales posibles. Uno que le individuo sea un peligro para la sociedad, yo no sabía que gobernar bien fuese peligroso para la sociedad.  Dos que el individuo pueda evadir la justicia saliendo del país, difícil con todos los aeropuertos cerrados y siendo el individuo una figura pública.  Tres que el individuo pueda alterar las pruebas, ahora resulta que Aníbal Gaviria es Mandrake y va a alterar unas pruebas de un proceso que sucedió hace 15 años.

La tercera cortina de humo muestra el afán del mejor amigo del presidente para tapar el escándalo de la Ñeñe política.  Le abrió una investigación a Petro porque según el Ñeñe, conocido delincuente y amigo del mejor amigo del fiscal, “ganó en la Guajira por los mineros” lo que el mejor amigo del presidente interpretó como que a la campaña de Petro entraron recursos ilegales de “los mineros”.  Qué oso tan espantoso, al mejor amigo del presidente le tocó echar ¡depatrá!

 Nos aquedan tres años y medio de fiscal de pacotilla.  Que triste noticia.  Luego del mamonazo de la pandemia a nuestra economía, lo único que nos faltaba eran 42 meses  más de impunidad para los corruptos que el mejor amigo del presidente decida proteger.