Menuda sorpresa
El señor Boris Johnson se salió con la suya y barrió en las elecciones británicas. Se viene el Brexit en las condiciones que quiera Johnson.
Con el mayoritario, muy mayoritario, apoyo del electorado, Johnson sale fortalecido a administrar un proceso de retiro del Reino Unido de la Unión Europea, que apenas comienza.
El resultado electoral es aplastante. Con una participación relativamente alta, superior al 67%, el partido Conservador de Boris Johnson logró ganar 47 escaños en la Cámara de los Comunes, mientras el partido Laborista de Jeremy Corbin perdía 59. Los conservadores tienen ahora 365 escaños lo que les da una amplia mayoría en la Cámara de 650 miembros. Los Tories no barrían de tal forma en unas elecciones desde los tiempos de Margaret Thatcher.
Un gobierno mucho más fuerte y con mucha más capacidad de acción tiene muchas ventajas.
Se entierran tres años, el referendo sobre el Brexit fue en 2016, de interminables debates internos en el partido conservador y con sus rivales laboristas en la cámara de los comunes que le acabaron costando el puesto a Theresa May.
El viernes 20 de diciembre se espera que Johnson lleve al parlamento recién elegido la legislación que aprueba el acuerdo para el Brexit, lo que resultará en que la primera fase del proceso quedará completa en enero de 2020. Johnson ha prometido que negociará con la Unión Europea un acuerdo de comercio en mejores términos y que este estará aprobado para diciembre de 2020. Para ello cuenta con el amplio margen de maniobra que le dan sus nuevas mayorías que lo liberan de tener que responder a facciones de su partido con agendas mas radicales. En Bruselas esperan que Johnson use su libertad para trabaja para optar por un Brexit suave, una relación más cercana con la UE, negociada cuidadosamente a lo largo del tiempo en lugar de hacerlo de afán en los próximos meses.
No me siento ni suficientemente informado ni suficientemente inteligente para calificar a los electores británicos, como muchos analistas lo han hecho. No creo eso sí que sean estúpidos y desinformados como piensan muchos que creen que cuando alguien hace lo que uno no cree que debe hacer es porque es menos inteligente que uno. Los británicos escogieron un camino y Boris Johnson los llevará por ese camino como lo ha prometido.
Tuve la suerte de estar en Londres para la reunión semestral del panel de expertos en Malaria en e que participo desde hace cuatro años. Además de recibir interesantes noticias sobre el desarrollo de nuevos productos para el control de los vectores que transmiten el paludismo, tuve la oportunidad de varias conversaciones con colegas británicos.
El panorama es por lo menos gris, aunque podría mejorar de color.
Un profesor de la Escuela de Medicina Tropical de Liverpool, muy involucrado en asuntos políticos, votante de laborista en varias elecciones recientes me decía que el Brexit traerá problemas, que el cree que los primeros años serán complejos ya que la economía y el sistema social británicos tendrán que adaptarse a nuevas circunstancias. Explicaba que, por ejemplo, el NHS, el famoso Servicio Nacional De Salud del Reino Unido depende en gran medida de personal europeo. Hasta el 60% del personal paramédico pueden ser europeos que tendrían que irse. Y lo que es peor, cerca del 100% del personal de servicios generales son europeos que tendrían que irse. Reemplazar al personal paramédico será difícil, pero al de servicios generales, mi amigo piensa que será imposible.
Los británicos, me explicaba, se han acostumbrado a consumir alimentos frescos variados provenientes de toda Europa, que se van a volver escasos y costosos. Volver a la dieta dependiente de lo que se cultive en casa, dejará una menor huella de carbono, pero será un gran cambio en los hábitos de consumo de las últimas dos generaciones.
Me decía también que el cree la separación de Escocia vuelve a tomar fuerza y que Johnson no podrá negar la posibilidad de un nuevo referendo en donde la permanencia de Escocia en Europa pueda ser la razón para su separación del Reino Unido.
Quienes han viajado al Reino Unido en los últimos 10 años habrán notado que cada vez es mayor el número de europeos que atienden hoteles, comercios, restaurantes. En su mayoría provienen de Europa del Este y seguramente envían dinero a sus hogares de origen. ¿Se tendrán que ir? El sector de los servicios de la economía sentirá el golpe, lo mismo que quienes viven de arrendar costosos miniapartamentos a estos “migrantes” y del comercio que perderá uno que otro cliente. Las economías de los países de origen de estos migrantes se verán afectadas.
El sur de Inglaterra está sembrado de manzanas y peras que se exportan con mucho éxito a toda Europa, son cosechas enormes que los británicos no alcanzarán a comerse. Mi colega de Liverpool me decía que la cosecha de este octubre se quedó en buena parte sin recoger por temor de no poderla exportar a la llegada del Brexit.
En una caminada por la city, escucha uno hablar francés, alemán, español a los y las jóvenes ejecutivos que caminan elegantes y presurosos hablando por sus teléfonos móviles con lao audífonos puestos, el estereotipo de ejecutivo milenial. Una de las razones para el desarrollo y el progreso de Londres y de su economía ha sido su preponderancia como “hub” de los mercados financieros internacionales. Si esos ejecutivos se tienen que ir con su música a otra parte, la ciudad de Londres verá tiempos difíciles a perder miles de consumidores de alto nivel de ingresos.
Los aficionados al fútbol andan preocupados, ¿qué será de la Premier League, sin los españoles, serbios, croatas, alemanes y demás cracks europeos que militan y hacen la fuerza de los equipos ingleses?
¿Doomsday scenario? De Boris depende. En enero de 2020 se completa la primera fase, se oficializa la salida del Reino Unido de la Unión Europea. La segunda fase será definitiva para el futuro de las dos partes. Tanto el Reino Unido como Europa tienen mucho que perder con un Brexit duro, apresurado y mal negociado. Uno y otra perderán menos y de pronto ganen con un Brexit suave, acompasado y bien negociado.
