ACTUALIZACION 11/22/2011. La disputa en los tribunales neoyorkinos sobre la fortuna de Huguette Clark. Cómo se han repartido US$170 millones.
ACTUALIZACION 6/23/2011. Informa Tim Nudd en People Magazine que, “Parece que Huguette Clark, la solitaria heredera del cobre, ha sacado a su famila de su última voluntad, repartiendo los US$400 millones que dejó entre su enfermera y amiga Hadassah Peri y la caridad. El testamento se presentó el miércoles en la corte de Manhattan”.
Con la muerte de Huguette Clark a los 104 años en un hospital neoyorkino, se rompe el último vínculo con la época dorada de New York, días de esplendor y lujo, de mansiones y carruajes, de nombres como Astors, Guggenheims, Vanderbilts.
Según Margalit Fox en el New York Times, Huguette Clark “Creció en el esplendor de Beaux-Arts en una mansion de 121 cuartos en la Quinta Avenida, repleta de cuadros de Rembrandt, Donatello, Rubens y Degas. Su padre, un barón del cobre una vez se compró un puesto en el senado de los EUA con la facilidad que otra persona compraría un par de zapatos, había nacido antes de la guerra con México. Sus diez hermanos murieron mucho antes que ella, uno en el siglo 19”.
En un momento de su vida, su padre William Andrews Clark, nació en la pobreza total en 1839 y probó su suerte en diversas ocupaciones hasta que encontró cobre. Llegó a ser uno de los hombres más ricos de EUA en su época.
Agrega el Times que Huguette Clark mantuvo su salud física y mental hasta casi el final de sus días.
Cuenta que durante años Huguette Clark vivió con su madre, hasta que ella falleció en 1963.
Después, por más de 25 años, habitó un apartamento en una soledad casi total, rodeada de casas de muñecas y sus ocupantes. “Comía austeramente sardinas con saltinas y veía televisión especialmente ‘Los picapiedra’. Una empleada mantenía los vestidos de las muñecas impecablemente planchados”.
A partir de los años 80, se recluyó voluntariamente en una serie de hospitales donde vivió bajo sinónimos, rodeada de asistentes privados y sus muñecas.
Su apartamento en la Quinta Avenida de 42 habitaciones, un palacio en el estado de New York y una mansión en la playa en California, se mantuvieron impecablemente aunque no los había visitado por décadas.
Reclusva, excéntrica, generosa con amistades y organizaciones de caridad, deja una fortuna que se calcula en US$500 millones. Sin familiares conocidos, el interrogativo es, ¿que pasará con la plata? (Ya se ha comenzado a decir que hubo mal manejo de ella por sus encargados).
Regaló un par de millones a su enfermera privada.
Huguette Clark quiso vivir y morir desapercibida y casi lo logra.