DICIEMBRE 28, 2011 — El Tribunal de Propiedad Intelectual de la ONU ha decidido hoy que los indígenas sudamericanos deberían recibir el 1% de los beneficios de las ventas de patatas en todo el mundo, “en reconocimiento al hecho de que las patatas, tal y como las conocemos, son en realidad una creación indígena”.
La presidenta del Tribunal, la doctora Tomasa Bravas, ha declarado que los pueblos indígenas de Perú fueron los primeros cultivadores de patatas, entre el 3.000 y el 2.000 a.C., y que “como los creadores del cuarto cultivo alimenticio más importante del mundo, creemos que es justo que finalmente se reconozca la deuda que el mundo tiene con los pueblos indígenas”.
“La clave de esta decisión es dar crédito a los pueblos indígenas por su contribución a nuestras dietas cotidianas. Vamos a mantenernos alerta sobre otros alimentos cultivados por pueblos indígenas que aún no hayan sido reconocidos”.
El Instituto de Nativos Originarios de Centroamérica (INOC) y el Ejecutivo de Naciones Tribales (ENT), que habían llevado el caso ante el Tribunal, celebraron lo que consideran “una importante victoria”. El presidente del INOC, Jorge Papas, ha declarado: “Es una gran victoria para INOC y los pueblos indígenas en todo el mundo. Con lo ingresado por los derechos de autor de las patatas podremos comprar algunas de las tierras que los ganaderos, madereros y empresas petrolíferas nos han arrebatado”.
Con unos ingresos anuales estimados en 200 millones de dólares, tanto el INOC como el ENT podrán comprar gran parte de las tierras que están actualmente ocupadas por las empresas que operan en, y alrededor de, la Amazonia. Esto ha hecho que compañías como Repsol YPF y Yaguarete Pora teman verse afectados. Sin embargo, parte de los ingresos se reservarán para producir un manual de cultivo de la patata, así como un libro de recetas, para ayudar a los hombres de negocios de la Amazonia a ser autosuficientes.
El director de Survival, Stephen Corry, ha declarado hoy: “Estamos muy contentos con la decisión de la doctora Bravas de coger la patata caliente y por fin dar reconocimiento a los pueblos indígenas por un alimento del que tantas personas dependen. También queremos asegurar a todo el mundo que las empresas que operan en la Amazonia también serán tenidas en cuenta. Aunque tal vez ya no puedan depender de la destrucción de la selva para obtener beneficios, siempre les quedará la posibilidad de cultivar patatas”.