Un nuevo estudio publicado este mes en Heredity pone bajo el microscopio la consanguinidad en la familia real europea de los Habsburgo, donde durante varias generaciones primos, tíos y sobrinos se casaron entre sí.
Según los investigadores, la selección natural logró filtrar los peores efectos de esa práctica.
Ewen Callaway de la revista Nature reseña el estudio.
Dice que “la teoría evolutiva predice un proceso de ‘purga'”, y los investigadores trataron de establecer su presencia mediante la documentación de muertes en bebés (menores de un año, sin contar los abortos involuntarios y mortinatos) y de niños menores de 10 años de edad.
Le hipótesis fue que estas muertes tempranas serían el resultado de la endogamia. Si la tasa de mortalidad disminuía con el tiempo, ello podría ser indicación de que la selección natural, de hecho, estaba eliminando los “alelos deletéreos”.
Ls investigadores dicen que encontraron tal evidencia: La mortalidad entre los niños Habsburgo disminuyó de forma significativa al comparar los períodos 1450-1600 y 1600-1800; entre los bebés, sin embargo, hubo un aumento.
Los investigadores creen que podría ser debido a que casi siempre las mutaciones lesivas (como la responsable por la fibrosis quística) serían eliminadas con más rápidez que los que causan problemas con poca frecuencia, y los bebés pueden haber sido víctimas de este último.
Pero no todos los genetistas están de acuerdo. Dice uno: “Nuestros datos sugieren que el principal efecto adverso de los matrimonios consanguíneos se expresa durante el primer año de vida”.
El último heredero definitivo de los Habsburgo, que tenía no menos de 17 nombres, murió hace dos años.
Imágen: Los Austrias en España, via Wikipedia