
Made in MAGALAND, parecería calcado del ataque al congreso de EUA en 2020
En escenas que parecerían calcadas del asalto al Capitolio de EUA el 6 de enero de 2020, el 8 enero 2023 en Brasilia, la capital de Brasil, miles de partidarios del derrotado ex presdente Jair Bolsonaro, envueltos en el amarillo y verde de la bandera de Brasil, irrumpieron en los centros de poder, incendiando, destruyendo, atacando a las autoridades que se vieron incapaces de controlar la masa.
El recién posesionado presidente Ignacio DaSilva se encontraba en Rio de Janeiro. Como era domingo, muchas de las oficinas estaban cerradas por el fin de semana.
Para el lunes, las autoridades habían detenido al menos a 1,200 personas, según un portavoz de la policía civil, y comenzaron a desmantelar campamento donde han permanecido los partidarios de Bolsonaro desde que perdió las elecciones en octubre.
Los partidarios de Bolsonaro afirman falsamente que el voto fue robado; tal como sucedió durante la elección en EUA 2020.
Pero no hay la más mínima prueba de que haya tenido lugar ningún tipo de fraude electoral que haya alterado el resultado de las elecciones de octubre.
The New York Times: “En las semanas que siguieron a las elecciones presidenciales de Brasil, funcionarios gubernamentales y expertos independientes en seguridad revisaron los resultados y tomaron una determinación clara: no hay evidencia creíble de fraude electoral.
Sin embargo, Brasil todavía se encuentra lidiando con una ola de reclamos electorales manipulados por parte de muchos partidarios del expresidente de extrema derecha, Jair Bolsonaro”.
Ello se debe en parte a que desde EUA, las voces del Trumpismo siguen impulsando la mentira de la elección robada.
Uno de ellos es Steve Bannon, considerado uno de los arquitectos de la victoria de Trump, quien ha sido condenado por desacato al congreso, sigue libre mientras apela, y publica un Podcast con una enorme audiencia de Trumpistas desde donde impulsa teorías de conspiración.
Colabora, entre otros, con el hijo de Bolsonaro.
La insurrección contra el gobierno de Lula sigue los mismos pasos trazados por el Trumpismo desde que se ha tomado la derecha de EUA. Primero cuestionan el proceso electoral, denunciando sin fundamento alguno presunto “fraude”.
Cuando no el resultado electoral no les favorece, gritan fraude.
Se niegan a aceptar los resultados y, a través de las redes sociales, comienzan a movilizarse. En la insurrección en EUA, según han demostrado decenas de miles de páginas de la investigación del Congreso de EUA, las redes sociales fueron claves tanto para promover la mentira del fraude, como para movilizar a los partidarios al ataque.
En Brasil, indica una nota del Washington Post que reproduce MSBNC, “Por internet, gente influyente que repudia los resultados de las recientes elecciones presidenciales del país usó una frase particular para convocar a los ‘patriotas’ a lo que llamaron una “Festa da Selma”, modificando la palabra “selva”, […]
“En la red social Telegram, los organizadores publicaron fechas, horas y rutas para las ‘Caravanas de la Libertad’ que recogerían personas en al menos seis estados brasileños y las transportarían a la fiesta, según ha visto The Washington Post. Una de las entradas decía: ‘¡Atención patriotas! Estamos organizando mil autobuses. Necesitamos 2 millones de personas en Brasilia'”.
“Ese activismo en línea culminó con autobuses repletos de gente en la capital el domingo, donde asaltaron y destrozaron tres importantes edificios gubernamentales, supuestamente provocando incendios y robando armas en el asalto más significativo a las instituciones democráticas del país desde un golpe militar en 1964”.
Bolsonaro se marchó de Brasil sin participar en la transferencia de poderes.
Denunció tibiamente la violencia mediante un mensaje por Twitter.
Hasta el momento, Bolsonaro sigue en La Florida, guarida de derechistas de América Latina y el mundo.
El hecho de que en EUA, a los dos años exactos de la insurrección del 6 de enero, sigan libres los cabecillas del acto de violencia — en la dirección de la cámara de representantes en el Congreso, en las redes sociales, en la prensa — y reivindiquen en vez de rechazar la violencia se sienta un macabro precedente. Los enemigos de la democracia saben que pueden alzarse contra un resultado electoral y no les va a pasar nada.
EUA ha intervenido en América Latina por siglos. Han depuesto e impuesto gobiernos en casi todos los países, incluso Brasil en 1964. Hoy día el gobierno de EUA no está directamente (y abiertamente) involucrado en este ataque al gobierno y el pueblo de Brasil. Es un grupo de ultraderecha con múltiples recursos y una agenda regresiva que busca aumentar y preservar las desigualdades a través del país más grande del continente. Este grupo ya usó la violencia en EUA. Con total impunidad.