En el lenguaje de la Cosa Nostra, la organización de mafiosos sicilianos, un “canario” era aquél que para salvar su propio pellejo no vacilaba en denunciar a sus secuaces y contar secretos del mundo del crimen en que se desenvolvía. Esta definición bien podría encajar para Jack Warner, ex vice presidente de la mafia conocida como la FIFA, que luego de ser imputado por la justicia de EUA ha comenzado a hablar de millones y millones y millones.
Su canto, como indica Michael Daly en The Daily Beast, es ilustrador de las enormes sumas de dinero que circulan en ese mundo, el cual miles de millones de televidentes y amantes del fútbol como Ud y este bloguero hacemos posible.
Warner parece haber sido una especie de genio en acaparar los fondos de la FIFA. Según los informes, recaudó millones para un Centro de Excelencia de fútbol construido en un terreno de su propiedad. Se dice que obtuvo más millones que estaban destinados para todo: desde bonos para la selección de Trinidad a la asignación de entradas para la Copa Mundial para el país. Él supuestamente se embolsó una fortuna recaudada para el alivio del terremoto en Haití. Una foto lo muestra llegando a la escena del desastre cargando media caja de agua embotellada.
A Warner también se le acusa de haber recibido millones en sobornos por los votos sobre la elección de los países en donde se debería celebrar la Copa del Mundo. Documentos de la corte acusan de recibir US$10 millones de Sudáfrica.
Se dice además que ha aceptado unos US$2 millones en relación con la oferta exitosa de Qatar. […]
Como ministro del Interior, Warner habría estado en condiciones de garantizar que un representante de Qatar no tuviera problemas al pasar por la aduana en Trinidad con más de US$1 millón en efectivo presuntamente para los sobornos.
Una parte de ese dinero se dividió en lotes de US$40,000 lotes y se puso en sobres de manila, para ser distribuidos a los miembros de la asociación de fútbol del Caribe que escucharon al representante de Qatar.
Claro está, dice The Daily Beast, Jack Warner al cantar está intentando presentarse casi como víctima y no como infractor. Pero esa no se la cree ni él mismo. Volvemos a preguntar, ¿qué más hay que no sabemos?
Imagen cortesía Refracted Moments via flickr