La mujer del César no solo debe serlo sino también parecerlo fue la razón aducida por el emperador romano Julio César para divorciarse de Pompeya, la menos notable de sus esposas. Pompeya no había cometido ninguna indelicadeza. En un extraño episodio un hombre de nombre Pubio Clodio Pulcro se “coló” a una festividad de “Bona Dea” (Buena Diosa) que se celebraba en casa de Pompeya, festividad a la que no se permitía el acceso a hombres. Las fiestas de “Bona Dea” tenían fama de ser escenarios de toda clase de excesos pasionales por parte de las participantes. Surgieron rumores y Julio César optó por la fácil, se deshizo de Pompeya.
Con frecuencia en los círculos sociales escuchamos algo que suena: “dicen que fulano es dañado, nunca lo han pillado, pero es que la mujer de César no solo debe serlo sino también parecerlo, mire el carrazo que se compró y el Rolex”.
Sin embargo, todo parece indicar que el “mejor fiscal del mundo, el segundo funcionario más importante del país” el fiscal Barbosa, el que se presenta como el funcionario en ascenso, mientras se pasea en el avión de la fiscalía presumiendo de James Bond, ha desarrollado una nueva interpretación de la máxima de Julio César. En la fiscalía de Barbosa, las personas ni son inocentes, ni son culpables, son lo que a él le parezca.
Para el fiscal Barbosa el jefe de su jefe es inocente, aunque no lo parezca. Por ese motivo el fiscal manda a pedir que se precluya la acusación que permitiría que se estableciera de una vez por todas si Álvaro Uribe es o no inocente. Lo triste de este proceder es que se está pidiendo la preclusión porque al fiscal y, obviamente a los seguidores de Uribe, les parece que Uribe es inocente y claro está a los rivales o enemigos políticos de Uribe les parece que es culpable.
Para el fiscal Barbosa le parece que uno de los más fuertes rivales del partido del jefe de su jefe, Sergio Fajardo, es culpable de un desconocido delito, el de no tener una bola de cristal. No importa, a él le parece culpable y le abre un proceso de acusación que empieza por un público llamado a indagatoria basado en una investigación de hechos que ocurrieron hace ocho años.
El ámbito en donde las personas son inocentes hasta que en un juicio que se lleva a cabo con plenas garantías para el acusado y para las víctimas se determine, por encima de toda duda razonable, su culpabilidad, es eso que se llama La Justicia, así con mayúsculas.
En Colombia la negación de la justicia se vuelve la regla, cuando en el peor de los casos debería ser la excepción. Y la culpa la tiene en buena parte la fiscalía general de la nación. Y de ello no se puede culpar al autodefinido como el mejor fiscal de todos los fiscales. Sus dos últimos antecesores ocupados en asuntos políticos y personales, tienen mucha responsabilidad en la muy deficiente labor de la fiscalía. Claro que de cuando en vez nos anuncian con bombo y platillo que han hecho su trabajo en la fiscalía. Pero es que su trabajo lo deberían hacer siempre con la misma diligencia con que atienden las órdenes de los jefes de los fiscales. Fiscales que de paso no deberían tener jefes.
Si. La fiscalía no muestra resultados sino cuando le conviene al fiscal, en el resto de los casos, se demora, se enreda, se empapela. Si no es por los “acuerdos de aceptación de cargos” que logra con los detenidos su performance sería paupérrima. La mayoría de los delincuentes, sobre todo los peces gordos, los corruptos, salen libres por vencimiento de términos porque entre la “astucia” de abogados indelicados y la paquidérmica acción de fiscales desinteresados, se pasan los días, las semanas, los meses, los años y nada de nada.
Desde el cinco de diciembre de 2020, un grupo de mujeres, diecisiete, ha denunciado que el propietario-administrador de un prestigioso restaurante ubicado en Cajicá las abusó sexualmente, y sicológicamente. Hay por lo menos tres denuncias de violación. ¿y? La fiscalía de Barbosa está muy ocupada asegurando la preclusión del jefe de su jefe y la condena del rival del hijo del jefe de su jefe para obrar. Y el partido del jefe del jefe del fiscal sigue hablando de impunidad.