El imbécl de PorkyParecería que la verdad y la administración de Iván Duque en Colombia son mutuamente exclusivas. A menos que lo que parece ser una sarta de burdas mentiras sea una realidad alternativa, o mundo paralelo, de los que existen en la ciencia ficción.

Realmente alarmante es el hecho que esta realidad alternativa se desarrolle a nivel de gobiernos, gobernantes, gobernados. Ello puede traer terribles consecuencias, como la muerte, la destrucción y puede degenerar en una guerra con tiros y bombas y ejércitos entre naciones vecinas.

El caso más reciente sucedió a raíz de la visita de Iván Duque a la ONU, en donde volvió a hacer lo que ha hecho desde el primer día de su gobierno: Agredir al presidente de Venezuela, país vecino con el cual Colombia comparte una frontera de 2,220 km. Dijo Duque que Venezuela es una retaguardia de la guerrilla y el narcotráfico colombiano, en donde entrenan combatientes.

Presentó un dossier.

Magníficamente documentado, comentaron los llamados periodistas.

Luego se supo que tenía una falla fundamental: Las fotos eran falsas.

Al día siguiente, el presidente Nicolás Maduro insultó a Iván Duque, llamándole “El imbécil de Porky”.

Los medios del oficialismo se indignaron. (Los mismos medios que elogiaron el concierto en Cúcuta de comienzos de año que iba a marcar el comienzo de la caída de Maduro).

Recogemos unos mensajes por Twitter.

La vicepresidenta Ramírez ha sido una de las críticas más acérrimas del gobierno de Venezuela, del presidente Maduro, cuyo nombre en muchos casos escribe sin mayúscula.

Aquí vemos la intervención de Duque.

Cuando reventó la noticia de que el Dossier Duque incluía fotos falsas, el Comandante General de FFAA intentó justificar.


Pero esta burda y transparente mentira no fue la primera (ni será la última). Durante la sesión en la ONU en más de una ocasión, Duque había hablado de la paz en Colombia con orgullo, reinivindicándola como si fuera suya. Usando el prestigio que en 2016 había traído al mundo. Como si fuera obra suya — al menos parcialmente.

Cuando la realidad ha sido todo lo contrario.

Duque y el hombre que lo controla, Alvaro Uribe Vélez han atacado el proceso de paz desde que se iniciaron las negociaciones en Oslo. Durante el año de su presidencia, si así puede llamarse esta tragedia de errores, han sido asesinados cientos de líderes sociales, decenas de antiguos guerrilleros demovilizados. Incluso la presidencia trató (sin lograrlo) de sabotear la Justicia Especial para la Paz, o JEP, un mecanismo establecido para incorporar al sistema judicial los que reconozcan los crímenes realizados durante el conflicto.

Pero hay mucho más. Poco antes de la sesión en la ONU se habían dado a conocer las circunstancias en torno al ingreso a Colombia de Juan Guaidó, auto proclamado presidente interino de Venezuela. Con la ayuda de una banda de narcoparamilitares llamada Los Rastrojos Guaidó había llegado territorio colombiano, para al día siguiente iniciar desde territorio colombiano un operativo con miras a tumbar el gobierno de Maduro.

Otras mentiras de Duque. En sus discursos en la ONU se presentó como gran defensor del medio ambiente y combatiente contra el calentamiento global. Sin embargo, su administración impulsa el fracking, que destruye el medio ambiente, y la fumigación con el químico cancerígeno glifosato contra cultivos ilícitos.

Todavía más falsedades. En agosto, los medios anunciaron la creación del Premio Talento Joven María Juliana Ruiz, para los científicos colombianos. En medio de los elogios a la Primera Dama, alguien preguntó cúal ha sido la contribución de ella a la ciencia. No hubo respuesta. Otros más preguntaron y al quedar claro que la señora no ha aportado en nada al pensamiento científico, optaron por retirar el primero. Como justificación dijeron que había sido un “error involuntario” — tal vez con la vana esperanza de distraer el público haciéndolo pensar sobre qué sería un “error voluntario” — para así olvidar.

Las fotos falsas de Venezuela. Las relaciones con los narcoparamilitares. El premio Maria Juliana Ruiz. Casos de asesinados que se autotorturan. Presuntos cabecilas ultimados que no lo fueron. Ministros con títulos falsos o retocados, hojas de vida retocadas. Sobran las mentiras. Burdas. Torpes. Transparentes. E invariablemente seguidas por excusas que ni ellos mismos se creen, las cuales divulga por los medios que controlan. Y luego las envuelven en el manto del olvido.