SousseHace ya cerca de 25 años ¡madre santa! fui invitado a formar parte de un equipo que viajó a Túnez a revisar y proponer la estrategia de población y planificación familiar para el programa de ayuda norteamericana a ese país. Estuvimos tres semanas.

Juan Manuel UrrutiaDifícil decir que uno conoce un país en una visita de esas. Pasa uno horas en unas oficinas, leyendo documentos, entrevistando gente, conversando.

Sin embargo los fines de semana lo tratan a uno con deferencia. Le quieren mostrar a uno lo mejor del país.

Anibal CruzaAsí las cosas, nos llevaron a Cartago y pude allí rememorar a mi profesora de historia, madamme Ruiz, una francesa muy francesa ¡apestaba! , con una peluca que parecía salir del vestuario de una película de Hollywood, quien nos contaba las guerra púnicas como si nos estuviera contando el cuento de Caperucita Roja.

Aníbal atravesando los Pirineos en sus elefantes, impresionantes máquinas de guerra.

También nos llevaron a una playa muy bella, sobre el Mediterráneo, llamada Sousse. Hace 25 años Sousse era una playa bonita, en donde se proyectaba todo un proceso de desarrollo turístico, que aspiraba a competir con muchas otras playas del mediterráneo.

E hicieron el desarrollo. Y lograron atraer a la industria hotelera y con el desarrollo a miles y miles de turistas europeos que van a tostarse en las playas del mediterráneo norafricano por la mitad de la mitad de lo que les costaría el mismo plan al otro lado de ese charco, en España, o en Francia o en Italia.

Asterix et ObelixRecuerdo una parodia de Astérix en la que Obélix se quejaba de los “congés payés”, que son los europeos que gozan de sus vacaciones pagadas por la empresa en esos parajes especializados en ofrecerles lo que le ofrecen a los multimillonarios lugares como Cannes, Nice o Montecarlo.

Playas repletas, sol, quemaduras, coca-colas a precio de vino de Burdeos, pura dicha.

sousse7El hotel atacado es uno de esos complejos que ofrecen planes all inclusive, en los que por un precio fijo uno se mete a un sitio y no tiene que volver a tomar ninguna decisión diferente a como a qué horas me emborracho, a qué horas me monto en uno de esos aparatos diseñados para quemar gasolina y dañarle a uno la siesta en la playa o me uno a ese grupo de señores con quemaduras de segundo grado que están jugando vóley ball de playa. Como el Irotama.

Ahí llegó uno de eso monstruos que han surgido en el siglo XXI. Masacre en la playa.

Era el primer viernes del Ramadán. El día de la oración en el mes sagrado de los musulmanes, festejado por esos desgraciados asesinando más inocentes.

Seifeddine Rezgui era un tipo normal, dicen. Le lavaron el cerebro dicen.

El fenómeno del nuevo terrorismo es monstruoso.

IS se ha convertido en una marca. Rezgui no estuvo en Siria ni en Iraq, era rapero, estudiante. Se puso la camiseta de IS y se fue a matar gente, como uno se pone la de Nairo de Moviestar par air a montar en cicla o la de Colombia para ir a ver un partido de futbol.

Resolvió que iba a armar una carnicería y acabó con más de treinta vidas y de paso con una temporada turística que para un país como Túnez es importante.

¿Qué hacer?

 

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