https://youtu.be/VHZ4olTfL3I
… Donde nació el contrabando, dice la canción de Escalona.
En La Guajira nació el contrabando.
En La Guajira quedan las minas de sal, y de carbón, el Cabo de La Vela, el río Rancherías, Fonseca, la del cantor. Las rancherías y los Wayús.
En la Guajira queda el Cerrejón. En la Guajira hay carbón y gas y sal. En La Guajira hay regalías y hay políticos que se las roban.
En La Guajira los niños y niñas no saben leer, se mueren de hambre y de sed.
En La Guajira Juanpa sacó el 70% de los votos en la segunda vuelta y desde ayer su gobierno enfrenta un paro cívico.
Los índices de morbi-mortalidad infantil están muy, pero muy, por encima de los de los demás departamentos de la costa caribe, que a su vez están muy por encima de los de la zona central.
A raíz de una sequía de varios meses, que muchos medios han confundido con el fenómeno del Niño que aún no ha comenzado, los colombianos vienen a enterarse que en La Guajira ni paz, ni equidad, ni educación.
La situación más dramática es la de la infancia de La Guajira. Cienes de niños y niñas padecen diferentes niveles de desnutrición o de malnutrición. Eso lo viene a descubrir la clase dirigente, la gente del centro de Colombia por estos días.
Sin embargo el 23 de Enero de 2014, el Departamento Administrativo de Planeación de La Guajira, en un trabajo titulado EVALUACIÓN Y SEGUIMIENTO MORBI – MORTALIDAD Y BAJO PESO AL NACER POR DESNUTRICIÓN, DEPARTAMENTO DE LA GUAJIRA presenta una cifra alarmante, en 2013 murieron por desnutrición 18 niños, más del triple que el promedio de los cinco años anteriores.
Estamos a 12 de Agosto. No tuvieron que pasar sino seis meses para que Colombia se enterase de lo que presentaba el estudio.
Y ahora llegan las brigadas salvadoras a atender la crisis. Pero es que la crisis viene de años atrás.
Desde hace cuatro años miles de galones de agua reposan en la represa del río Ranchería, y La Guajira se muere de sed. Las acusaciones van y vienen
Desde hace ya varios años un director regional de ICBF denunció que en La Guajira hay un mercado negro en donde se venden las raciones que se les entregan a las comunidades para alimentar a los niños, y los niños se mueren de desnutrición.
En La Guajira no hay agua, entonces no se puede utilizar la bienestarina.
La crisis de La Guajira no es coyuntural, la sequía acentuó y sobre todo hizo visible el drama de un país mal administrado, de un país en donde una élite aislada en el centro sueña con entrar a la OECD mientras la gente de la periferia, en La Guajira, en Tumaco y toda la costa del pacífico sufre las mismas privaciones que las poblaciones más pobres del planeta.
Como dice el profesor de Harvard James Robinson, a propósito de las intenciones del Gobierno de promover la Tercera Vía en Colombia, “No hay “Tercera Vía” para Colombia, solamente Tercer Mundo”.
Y ahora, como en la canción de Escalona, llegó el maduro les quitó el contrabando y los dejó arruinaos.
Lo de La Guajira no es, como lo quieren presentar, coyuntural. No se arregla mandando ministros a vivir allá, ni multiplicando el presupuesto para comprar raciones de comida, ni haciendo brigadas de salvamento. Esas medidas coyunturales son urgentes y bienvenidas.
Lo de La Guajira no se arregla con terceras vías ni con acuerdos de paz firmados en La Habana.
A ese departamento hay que intervenirlo. Hay que quitarle el control a la clase política que se lo ha robado desde cuando llegó la fragata Almirante Padilla por allá en los años cincuenta.
En La Guajira hay que gobernar.
Foto cortesía Tanenhaus via flickr