Piénselo bien: ¿cuál género se beneficiaría más de la capacidad de 3-D de acercar a la audiencia al centro de la acción en pantalla?

Responde esa pregunta Eric Pape en The Daily Beast: la industria pornográfica. Y, gracias a éxitos como Avatar, puede recuperarse de una crisis que en años recientes le ha dado un fuerte sacudón.

Explica Pape que, “La industria ha sido golpeada por los avances tecnológicos que nivelaron el campo de juego, permitiendo que cualquier fulano, sutana o perenzejo produjera y distribuyera pornografía barata por internet”. (Diversos cálculos sobre el valor de la industria pornográfica la ponen entre mil y 14 mil millones de dólares al año.)

Pape basa su nota en una entrevista con el director francés Tom Sridix, quien acaba de producir Shortcuts 3-D, considerada la primera obra XXX en 3D. Ahora, “el alto costo de entrada a la producción de 3DX puede salvar la industria — es decir si el producto llama la atención lo suficiente. Podría, al menos temporalmente, poner nuevamente en manos de profesionales la producción de pornografía. ‘Ningún amateur podría hacerlo con Webcams, dice Sridix'”

Aunque conocidos directores han expresado interés en entrar a esta industria, no es así no más.

“Producir una película pornográfica 3-D en alta resolución no suena nada fácil — por lo menos todavía no”. Primero, la cámara que puede pesar hasta 88 libras, no sirve para planos cerrados. Además, “es una tecnología que requiere mucha experimentación porque cuando se está grabando no se sabe qué va a funcionar o no. Esto significa mucha edición, la única manera de evitar dolores de cabeza.

Y concluye con una cita de Sridix, “El objetivo de 3DX no es dar migrañas; es precisamente lo opuesto”.

Artículo en inglés