Los dibujos en tinta y lápiz del japonés Ikeda Manabu son monumentales tanto por su tamaño como el detalle. Trabaja sobre hojas de papel de varios metros e invierte hasta dos años en una sola de sus obras, sin saber cómo será la versión final.
Ikada Manabu inicialmente esboza algunas imágenes en su cuaderno de dibujo a medida que le van llegando a la cabeza. Bailan en su mente muchos objetos de inspiración: la naturaleza, la historia, avances tecnológicos, eventos catastróficos. Y luego, muy lentamente, van llenando el papel, cuidadosamente trabajando cada detalle, a veces hasta ocho horas para un solo cuadrado de solo pulgadas.
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