Cientos de miles de manifestantes se congregaron pacíficamente este viernes en la Plaza Tahrir en el centro de El Cairo exigiendo la renuncia inmediata de Hosni Mubarak, el presidente de esa nación que lleva casi 30 años en el poder.

Los manifestantes, indica un informe en el New York Times, corearon consignas, participaron en las oraciones musulmanas, y desplegaron banderas egipcias. Otros llevaban alimentos para grupos de gente que habían pasado la noche en la plaza esperando movilizarse en el amanecer.

Hasta el momento, la manifestación ha sido pacífica, pero los participantes ya han comprobado que se van a defender si el gobierno o sus pandillas de partidarios los atacan. En los once días desde que comenzaron las protestas, que dimensiones similares a las de la revolución contra la monarquía en 1952, Mubarak ha despedido a su gabinete, nombrado un vice-presidente, prometido reformas sociales y políticas, anunciado que no se postulará para presidente en septiembre. Sin embargo, todo parece indicar que el pueblo egipcio no se aplacará con nada menos que la renuncia de Mubarak.

Igualmente, el régimen ha movilizado miles de policías antimotines (los que ha relegado a un papel secundario después de los enfrentamientos de hace una semana), suspendido acceso a internet, telefonía móvil y medios sociales, movilizado bandas de partidarios en camellos y caballos con mazos. A partir del jueves, representantes de la prensa internacional y activistas pro derechos humanos han sido detenidos, secuestrados, golpeados, apuñaleados y amenazados de otras maneras por las autoridades y partidarios del régimen quienes acusan a los periodistas de desestabilizar el gobierno.

Diversos reportes mencionan incendios, disparos de armas de fuego e incendios esporádicos a través del país.

El aislamiento de Mubarak aumenta diariamente en Egipto, agrega. El mismo Mubarak señaló en una entrevista con una cadena noticiosa estadounidense que desea renunciar pero permanece en el poder para evitar el caos.

Por otro lado, el tono de la Casa Blanca hacia su fiel aliado exhibe una impaciencia cada día mayor.

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Foto cortesía de Aljazeera English via flickr