Aquí no va a encontrar buenas noticias. El primer ministro japonés Naoto Kan habló brevemente al país el martes a las 11 A.M. hora de Tokyo y advirtió que radiactividad se había fugado de las centrales nucleares de Fukushima y las posibilidades de fugas adicionales eran muy altas.
Informan desde Tokyo Hiroko Tabuchi, David E. Sanger y Keith Bradsher para el New York Times, que el mandatario dijo que “aunque este incidente nos causa enorme preocupación, les pido que reaccionen con calma”. Según el Times, hasta el momento, no ha habido pánico en la nación, donde una crisis nuclear trae memorias de Hiroshima y Nagasaki.
La situación se empeoró drásticamente el martes cuando una explosión (la tercera) causó serios daños en la vasija de contención de la base nuclear de un reactor y un incendio en otro reactor. Ambos emitieron grandes cantidades de materiales radiactivos en la atmósfera.
Lo único positivo que puede informarse es el que el viento, hasta el momento, está empujando los materiales radiactivos en dirección contraria a los centros urbanos.
La mayoría de los 800 empleados de las centrales en Fukushima han sido evacuados, quedando unos 50 o más que siguen intentando enfriar los reactors con agua de mar bombeada, mientras que se trata de controlar el incendio en el reactor No. 4.
Esta es la peor crisis nuclear en una generación. En cuanto a niveles de radiactividad, dice el Times que cada siete minutos se logra el nivel máximo permitido en un año para un empleado de una central nuclear en EUA. En una hora y 15 minutos podría causar enfermedad de radiactividad.
Se ha pedido a los habitantes de 30 kilómetros alrededor de la central que no salgan de sus casas o los refugios donde se encuentran.
Además, la nación japonesa tiene que bregar con la destrucción masiva causada por el terremoto y el tsunami, ambos fenómenos naturales de una intensidad poco vistas, que tuvieron lugar uno encima del otro el fatídico viernes 11 de marzo.
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