Presidente DuqueEl presidente Duque propuso el 20 de julio que impulsaría la cadena perpetua para los culpables de actos de violencia sexual contra niños y niñas.

Se inició una bizantina discusión de esas que solo se producen en repúblicas banana.

Reflexiones de Juan Manuel UrrutiaParecería que quienes creemos que esa no es la solución estamos a favor de la violación a menores de edad y que quienes apoyan la medida son los grandes defensores de los derechos de los menores.

Una valiente mujer de Chimichagua, César me hace llegar el siguiente relato.

“Conocí una mujer de más o menos 28 años que tenía 4 hijas pequeñas, ella conoció a un hombre que para ese entonces tenía aproximadamente 21 años. Era bueno y amoroso por lo que ella tomó la decisión de irse a vivir con él y con las niñas a una finca en donde fueron creciendo. El empezó a abusar de las niñas y ellas les contaron a sus familiares, pero su madre nunca les creyó nada.

“Cuando se es pequeño todo el mundo abusa de uno y lo que dicen es que está bien, entonces lo pueden violar a uno los primos, los tíos, los abuelos y los que no son de la familia.

“La justicia allá no hace nada, hay en Chimichagua una comisaría de familia que lleva muchos años, pero la gente va y no resuelve nada. Todo lo que escribo aquí es verdad, muchas veces todo queda en la impunidad por el miedo a hablar.

“También conozco una mujer con 5 niñas y no ha logrado que los padres de sus 4 hijas le respondan, tan solo uno responde por su hija. Otra mujer con 4 hijos luchando sola porque el padre sus hijos se fue con otra mujer y no responde, les pasa 10 mil pesos para el desayuno, almuerzo y cena.

Los hombres allá no tienen ley o no hay justicia para ellos, yo fui una persona desde muy pequeña abusada por todo y viví con un padre que maldice sus hijas por el hecho de ser niñas.

“Allá todo es violación, maltrato siempre con violencia

“Allá no hay justicia yo tuve 4 hijos, 3 niñas y 1 niño.

“Mis hijas fueron violadas”.

Me pide que no mencione su nombre porque tiene miedo. Me dice que han denunciado los hechos en la comisaría de familia y en el zonal de ICBF y que nada de nada.  Que las violaciones y abusos continúan, que prácticamente en Chimichagua no hay una niña mayor de trece años que no haya sido iniciada, véase desvirgada, por un pariente cercano.

¿Cadena perpetua, en serio, acaso alguien cree que la cadena perpetua va a prevenir la situación descrita por esta mujer?

Lo que se requiere es una acción decidida del Estado que sea el resultado de una política pública de prevención de las violencias contra las niñas y los niños.  De todas las violencias.  La Alianza que el Gobierno anunció el miércoles 14 de agosto se parece más a lo que necesitan los niños colombianos.

Esta alianza propone que:

“En los próximos meses se formulará una política pública para erradicar la violencia contra los niños, niñas y adolescentes que permita complementar iniciativas del orden nacional y territorial, facilitando la concurrencia de recursos. Dicha política apuntará a facilitar e incentivar inversión social privada para complementar los recursos públicos”.

Maravilloso.

Lástima que no se dieron cuenta que con ajustar con seriedad la política pública lanzada en el año 2000 a la que el primer gobierno de Uribe le dio un entierro de segunda en 2002, es muy posible que se hubieran logrado mejores resultados y que no estuviéramos discutiendo sobre el sexo de los ángeles y anunciando leyes inaplicables como la tal cadena perpetua.

Poco importa que se llame Haz Paz o la Alianza Nacional Contra la Violencia hacia las Niñas los Niños y los Adolescentes. Poco importa qué Gobierno la propuso. Si queremos que los niños y las niñas de Chimichagua y de los otros 1300 municipios de Colombia en donde la historia de Chimichagua se repite diariamente estén verdaderamente bajo la protección del Estado que ordena la Constitución en su artículo 44 lo que tenemos es que actuar más y anunciar menos alianzas, políticas y programas.  A los hombres de Chimichagua y de muchos otros lugares de Colombia hay que atajarlos, educarlos y castigarlos.  De nada sirven los discursos veintejulieros de campaña que cada que hay elecciones usan a los niños y a las niñas a ver si consiguen votos.