Por más que haya tratado, hasta el momento el Museo de Brooklyn está obligado a gastar casi un cuarto de millón de dólares al año guardando réplicas y falsificaciones que no tienen valor alguno, informa James Fanelli de DNAinfo.
Es una obligación legal que adquirió el museo en 1931 cuando el coleccionista Michael Friedsamle dejó 926 obras que incluían pinturas, joyas antiguas, muebles y cerámicas romanas y de la dinastía Qing — todo bajo la condición de que el museo no podría venderlas ni deshacerse de ellas sin el permiso del ejecutor del testamento.
Años después se supo que 229 de las piezas son falsificaciones y, dado que el último ejecutor del testamento de Friedsman murió hace medio siglo, el museo no tiene la autoridad para tirar a la basura las piezas.
En el 2010, dice DNAinfo, el museo pidió a Manhattan Surrogate Court que le permitiera retirar los trabajos, pero el juez ordenó que primero debían encontrar los descendientes de las otras personas nombradas en el testamento de Friedsam.
Ahora, el fallo de la corte obliga al Museo de Brooklyn a construir un sitio donde almacenar las falsificaciones, a un costo de US$403,000, y pagar US$286,000 anuales por su mantenimiento.
No envidiamos la labor de la persona encargada de recaudar esa cifra entr los donantes a la institución.
Foto: via DNAinfo
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