Solo dos meses después de que el US Army Corps of Engineers lo entregara a la policía fronteriza de Afganistán, el moderno complejo de Kunduz parecía un pueblo fantasma, escribe David Alexander en un despacho de la Reuters.
Con 12 edificios para acomodar a 175 personas, cuando los investigadores lo visitaron encontraron únicamente a 12 personas.
La mayor parte del edificio estaba sin usarse (nadie tenía llaves para ingresar), y gran parte del equipo había sido desmantelado, agrega.
Indica Reuters que en su informe los inspectores afimaron que la facilidad no presentaba falla alguna en cuanto a la calidad de la construcción; únicamente que para operarla se requería personal con un nivel de conocimiento técnico muy superior al de los guardas actuales.
A un costo de US$7.3 millones, dice el informe de los inspectores que no es el único caso en que se ha invertido una suma millonaria en facilidades de escasa utilidad.
“Estos hallazgos son similares a los de una inspección en julio del 2012 de las instalaciones de la Policía de Fronteras afgana en la provincia de Nangarhar, donde vimos que se gastaron US$19 millones en la construcción de cuatro sitios, pero las instalaciones estaban desocupadas o no se utilizaron como es debido”.
Foto cortesía yomanimus via flickr