Una interesante nota que captura el sincretismo cultural de la gran manzana se publica hoy en el New York Times.
Natalie Shutler describe St. Mazie un bar en Brooklyn ha donde ha llegado la fiebre del flamenco.
Podría ser un bar más en una sección de bares elegantes, dice.
Pero los viernes por la noche hay flamenco.
En vivo.
“Una escena típica de Brooklyn, paredes de madera rescatada, cocteles antiguos, una multitud de jóvenes con camisas a rayas, tatuajes y lápiz de labios color coral. Los clientes bebían vino caliente y cerveza de botella, que se guardaba en un refrigerador gigante antiguo que una vez había estado en un monasterio tibetano en el norte del estado; coqueteaban en la larga barra de mármol mientras que abajo, en una bodega cavernosa. otros cenaban. Pero a las 11 – cuando el lamento de las voces y la guitarra española comenzaron a llenar el aire – la acción de la barra cedió a un escenario circular pequeño en la parte de atrás”.
Bailan Amilia Hernández, que lleva seis años en New York y Auxi Fernández, quien no hace mucho llegó; guitarra de Ian Banks.
Es Brooklyn: es New York.
