Además de solitaria, la vida en un palacio puede ser fría y en épocas de vacas flacas, la sola calefacción puede alcanzar cifras millonarias. Esto, presumimos, fue lo que condujo a la reina Isabel a considerar la posibilidad de mejorar los sistemas de calefacción de los palacios de Buckingham y de Windsor con fondos de un subsidio gubernamental para los pobres.

Según Salon, un funcionario recordó a la realeza que pedir tal subsidio causaría una pequeña crisis de relaciones públicas. “Me siento algo incómodo con las probabilidades de que la prensa de una cobertura negativa si al palacio se le da un subsidio que le correspondería a un hospital”, dijo un funcionario.

Los costos de calefacción en el 2004 superaron los US$1.58 millones. La monarca tiene otras residencias reales, incluyendo el castillo de Balmoral en Escocia y Sandringham House en el oriente de Inglaterra.

Los contribuyentes ingleses financian la familia real con un presupuesto de US$60 millones al año, que no incluye la protección.

Salon cita a Republic que busca eliminar la monarquía británica, diciendo que la idea de la reina tenía ciertos matices medievales. “Son evidencia clara del desprecio que siente el palacio por la gente común y corriente del país”, dijo Graham Smith.

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