pollock.number-8¿Recuerda ese Jackson Pollock con que aquél conocido le humilló? ¿O el Rothko del cual no dejó de jactarse en aquella interminable e intolerable cena?

Por no mencionar el de Kooning.

Falsos.

Los pintó un artista de China que vive en Queens, New York, según informa Pervaiz Shallwani en Wall Street Journal.

Fueron encomendados por Glafira Rosales, elegante marchanta de arte, que acaba de admitir su culpabilidad en una estafa millonaria en ventas de falsificaciones de artistas famosos.

Durante los 15 años que doña Glafira estafó a sus clientes, se embolsilló unos US$33 millones.

Ahora enfrenta 99 años en cana.

El novio de doña Glafira, quien igual que el artista chino no enfrentó cargos criminales, se había encargado de dar a las obras “la falsa pátina de los años”.

En total, dice WSJ, cambiaron de manos 63 cuadros: 40 vendidos por la galería Knoedler & Company (que se vio obligada a cerrar tras 165 años en el negocio) y 23 por Julian Weissman,.

Tanto Knoedler como Weissman aseguran haber creído que se trataba de originales.

Ellos deberían saber distinguir el gato de la liebre.

En cuanto a los compradores, bueno ellos solo compraron con un objetivo en mente: torturarnos a usted y a esta bloguera con su maldita colección.

Artículo en inglés