Diez años después de los ataques terroristas del 9 de septiembre del 2001 contra las torres gemelas, en New York, y el edificio del Pentágono en la capital de EUA, las fuerzas armadas estadounidenses han sufrido cambios radicales en su doctrina militar, escribe Robert Burns en Huffington Post.
Recuerda que 184 personas murieron cuando el Boeing 757 de American Airlines secuestrado por terroristas de Al Qaeda se estrelló contra el ala occidental del edificio. Pero si bien la reconstrucción del edificio fue rápida, dice, el superar los efectos de las guerras de Afganistán (2001) e Iraq (2003), podría tardar décadas.
“Comparándolo con el de hace una década, el ejército actual es más grande, trabaja más cerca a la CIA, tiene mayor práctica en capturar terroristas y disfruta de un mayor respeto por parte del público estadounidense”.
Igualmente, agrega, “Sus miembros están cansándose de la guerra, suicidándose a tasas alarmantes y entrenando menos para una guerra convencional”.
Antes de los ataques, señala, el ejército siempre se preparó para enfrentar ataques de enemigos externos. Las defensas aéreas patrullaban en busca de aviones y misiles enemigos que venían desde lejos; no un grupo de terroristas usando aviones como misiles. La creación del Comando Norte de EUA, que colabora con el Departamento de Seguridad Nacional fue el resultado.
Hoy día se ha abandonado el énfasis en un combate convencional de ejército contra ejército a una labor más clandestina, como la búsqueda de terroristas. Necesario ajuste, pero aún así dice, “tuvo lugar gradualmente a medida que los servicios militares se aferraban a los métodos de la Guerra Fría”.
Igualmente, agrega, se entiende que no basta con un ejército fuerte para conquistar la paz. “Se requiere el Departamento de Estado, con su pequeño ejército de diplomáticos y especialistas en desarrollo, junto con otras agencias gubernamentales, trabajen en colaboración con el Pentágono”.
Respecto al crecimiento del ejército en esta década, dice que ha sido desequilibrado. El ejército aumentó de 480,000 efectivos a 572,000; los Marines de 172,000 and 200,000. Pero tanto la aviación y la marina han visto reducciones en sus filas. La primera perdió unos 20,000 efectivos; la segunda unos 50,000.
Ha habido igualmente un crecimiento importante en las fuerzas especiales, dice. Los Marines tienen ahora 2,600 comandos élite. Entre SEALs, Boínas Verdes, Rangers y operadores especiales de la Fuerza aérea se cuentan 61,000 hombres (no se aceptan las mujeres); en el 20o1 eran 45,000, apunta.
Entre los desafíos que encuentran las fuerzas militares de EUA, dice, se incluyen los recortes presupuestales, agrega.
