LA VOZ DE AMERICA — La fecha del 1ro. de octubre de 1962 quedó grabada en los anales de la lucha por los derechos civiles en EUA cuando James Meredith, un joven negro, desafió a los defensores de la discriminación racial en Mississippi al exigir que se le inscribiera como alumno en la universidad estatal, entonces un centro docente segregado. Medio siglo después, el país recuerda la trascendencia del hecho.

A propósito de la conmemoración, en declaraciones hechas a la agencia AP, Meredith dijo que “en lo que respecta a mis derechos como ciudadano estadounidense, y los de los demás, soy un triunfalista y un absolutista. Cualquier disminución a esos principios es un insulto”.

Su inscripción en la universidad puso frente a frente hace 50 años al gobierno federal y las autoridades del estado, y el diferendo se tradujo en cruentos choques instigados por turbas segregacionistas pero a la larga propició que se pusiera fin a la política de discriminación racial en el alto centro de estudios.

El paso dado por Meredith, un veterano de la Fuerza Aérea de 29 años de edad que ya había asistido al Colegio Estatal Jackson, históricamente de alumnos negros, motivó que el gobernador del estado en esa época, Ross Barnet, un partidario del segregacionismo, declarara que ningún centro de enseñanza sería integrado racialmente bajo su mandato.

La reacción de Barnet hizo que las autoridades de Washington movilizaran a más de 3 mil soldados y 500 policías, que se enfrentaron con gases lacrimógenos a los grupos violentos de segregacionistas. Los choques dejaron como saldo dos personas muertas y más de 200 heridas, entre ellas más de 100 integrantes de la fuerza federal.

La firme postura del gobierno del presidente John F. Kennedy forzó al gobernador de Mississippi a negociar con el mandatario y con su hermano, Robert Kenedy, entonces secretario de Justicia, una vez que quedó demostrado que las autoridades federales escoltarían al joven negro hasta el recinto docente para asegurarse de que fuese matriculado.

“Razoné que si podía entrar a la Universidad de Mississippi como su primer estudiante negro conocido, fracturaría el sistema de supremacía blanca impuesto por el estado (…) Clavaría una estaca en el corazón de la bestia”, ha dicho Meredith, hoy de 79 años, en su nuevo libro titulado “Una misión de Dios: una memoria y un desafío para EUA”.

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