Camus, víctima de la velocidad, en ElMolinoonline.comRobert Zaretsky, profesor de la Universidad de Houston y biógrafo de Albert Camus, responde en una columna en el New York Times, a una nueva teoría promulgada por un profesor italiano de que el accidente querobó la vida al filósofo y novelista francés Albert Camus en 1961 fue obra de la KGB.

Según la teoría, un poeta checo escribió en su diario que la agencia de inteligencia soviética había pinchado la llanta del auto en que el autor de “El Mito de Sisifo” viajaba a más de 130 kilómetros por hora en un auto conducido por Michel Gallimard, heredero de la cada editorial del mismo nombre.

La teoría tiene un pelo de validez: Camus, a diferencia de la mayoría de intelectuales franceses de la época, había sido un crítico implacable del estalinismo.

Sus impecables credenciales en la lucha contra la ocupación nazi quince años antes lo convertían en un peligro para el comunismo francés.

Igualmente, agrega Zarestky, circulaban en aquellos días todo tipo de teorías absurdas. Era, después de todo, la época de la guerra fría.

Sin embargo, al momento de morir Camus nadie mencionó la posibilidad de sabotaje por parte de la KGB.

Y la razón es que Francia en aquellos días vivía una obsesión: la velocidad.

Autos con nombres sexy (Aston Martin, Citroën Diosa, Facel Vega), en los que las celebridades de la época viajaban a velocidades vertiginosas por las estrechas carreteras para accidentarse espectacularmente: Roger Nimier, Françoise Sagan (casi); los hijos de André Malraux; Albert Camus.

(Otra víctima de la velocidad de aquellos días fue el “Ultimo Playboy”, el dominicano Porfirio Rubirosa).

La absurdo del accidente, dice, es que Camus no era gran amante de la velocidad: tenía un modesto auto que escasamente utilizaba.

Al salir el Facel Vega de la carretera y estrellarse contra un árbol, quedó tirado el maletín del filósofo de lo absurdo.

“Adentro se encontraba el manuscrito sin terminar de su primera novela autobiográfica, ‘El primer hombre’. En sus páginas no descubrimos ni la fe, ni los Facel Vegas. ‘Bastaba con la vida’, escribió, ‘tan vívida y misteriosa para ocupar la totalidad de su ser'”.

Artículo en inglés