Llamarlo un masajeador. El masajeador triple. Or Triforia. Tres cabezas intercambiables, triple euforia. Eso lo acaba de hacer Trojan y ha logrado que las compañías de cable acepten el anuncio de 30 segundos.

Como publicistas, se nos hace muy hábil: describe el resultado, alterando el lenguaje que pueda escandalizar a la gente, sustituyéndolo por uno más aceptable. Pero no solo eso, nos llama la atención cómo manejan el aspecto legal, que obliga a los anunciantes de productos médicos a comunicar las posibles secuelas. Con un tono similar al de un anuncio médico, dice la locutora: “Los efectos secundarios de Triforia pueden incluir gritos de éxtasis”…”oleadas de placer intenso”. “Si te encuentras en un estado prolongado de alegría, asegúrate de comunicarlo a tu pareja para compartir la experiencia”.

En la medida que la publicidad exige encontrar un ángulo único para comunicar los beneficios un producto, es un magnífico anuncio.