Sara Duterte-Carpio, alcaldesa de Davao City, en las Filipinas pidió al jefe de policía Abe Andres que no destruyera las chozas donde vivían unas 217 familias, en un área que acababa de sufrir una inundación.
Pero Abe Andres dijo que no, que las iba a tirar.
Duterte-Carpio pidió tiempo para traer algún tipo de asistencia a las familias, advirtiendo que estaban listas a defender sus hogares con picos y palas.
Abe Andres parecía querer un enfrentamiento con los habitantes y estaba listo a arrasar con todo.
Hasta que le cayó encima a puñetazos la alcaldesa que, o bien estaba muy estreseada, o bien es una mujer de armas tomar.
Este es un caso en que un político realmente lucha por los intereses de los pobres.
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