Trump y la clase obrera de EUAEn lo que el presidente Donald J. Trump y sus partidarios tanto en el congreso como en medios como Fox News han presentando como muestra del gran liderazgo que restaurará la grandeza a EUA, el mandatario firmará antes de navidad la reforma del código tributario del país, primer cambio desde los días de Ronald Reagan y, que al cortar masivamente los impuestos corporativos, creará un déficit fiscal de US$1.350,000,000,000.

El plan apuesta que este drástico recorte disparará las inversiones en EUA, atraerá compañías que se marcharon a otras economías más lucrativas, lo cual a su vez generará empleos, aumentará salarios, y un crecimiento económico alrededor del 4% anual, algo sin precedente histórico.

Nadie cuestiona que las nuevas medidas que entran en vigencia de inmediato beneficiarán a los más ricos del país — el 1%. La pregunta, sin embargo, es si ayudará en algo a la clase obrera de EUA, el segmento socio-económico que en última instancia dio a la elección a Trump, quien en las fases finales de la campaña 2016 se presentó como el portavoz de los olvidados de EUA. 

en una nota publicada en el New York Times cuestionan ese compromiso del actual presidente con la clase obrera. Citamos de una nota publicada en inglés y en español. 

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“’Jamás serán ignorados de nuevo’”, dijo a principios de diciembre en un mitin en Pensacola, Florida.

Sin embargo, esta semana, el presidente de Estados Unidos espera poder firmar con gran fanfarria un proyecto de ley fiscal cuyos principales beneficiados, no solo en términos de dinero sino también como un aumento porcentual en el ingreso, serán las corporaciones y los estadounidenses más adinerados. La propia familia de Trump se beneficiará de los recortes fiscales a las propiedades inmobiliarias corporativas, que serán mantenidos o extendidos, y sus herederos tienen motivos para celebrar el aumento a las exenciones para impuestos inmobiliarios: con este proyecto de ley, los hijos y nietos de Trump podrían heredar 22 millones de dólares libres de impuestos.

Además, el 14 de diciembre, la Comisión Federal de Comunicaciones estadounidense, dirigida por Ajit Pai, nombrado por Trump, revirtió la política de la era de Obama conocida como la neutralidad de red pese a las objeciones de grupos de consumidores y dueños de pequeños negocios en la web. Estos temen que, sin esa protección, los proveedores gigantes de servicios de internet les cobrarán a las empresas de internet a cambio de ofrecerles altas velocidades mientras que lentificarán la velocidad a la que se transmite el contenido de las empresas que no paguen o, incluso, las bloquearán. A los consumidores podrían cobrarles tarifas variables para tener acceso a internet, dependiendo de los sitios web que visiten.

Se prevé que en las próximas semanas el Departamento de Educación reduzca las protecciones para recién graduados de la universidad que deben repagar sus préstamos de colegiaturas a escuelas con fines de lucro y Trump también revirtió a principios de su gestión las reglas que forzarían a las empresas que buscan contratos públicos a revelar si han cometido violaciones a los estándares laborales.

“Si quieres decir que eres populista, más te vale estar listo para defender a quienes ganan menos, ya sea que sus empleos impliquen llenar una planilla de horarios o pasar una tarjeta por un medidor; que tengan salario fijo o dependan de propinas; que trabajen detrás de un escritorio, en la planta de una fábrica o detrás del mostrador de un restaurante”, dijo el senador Sherrod Brown, demócrata de Ohio. “’Porque el populismo es para la gente… no solamente estos o solamente los otros, sino toda la gente’”.

Sarah Huckabee Sanders, portavoz de la Casa Blanca, contrarrestó estas críticas y señaló las ganancias económicas del último año a nivel nacional como evidencia de que Trump había ayudado a los estadounidenses comunes y corrientes.

“‘Ha sido un gran año para la economía y la labor estadounidense que la impulsa, con pensiones que aumentaron un 39 por ciento y cerca de 160.000 empleos de manufactura añadidos desde que el presidente asumió el cargo”, dijo.

“El presidente Trump se ha enfocado en el trabajador estadounidense desde los primeros días de su administración, durante los cuales se retiró del Acuerdo Transpacífico de Asociación Económica, firmó una orden ejecutiva en la que promueve la manufactura local en la construcción de oleoductos y detuvo las medidas creadas por el anterior gobierno que se extralimitaban en regulaciones y acababan con los empleos”.

“Es poco probable que la opinión que los simpatizantes más leales de Trump tienen sobre él cambie radicalmente a partir de complejos desmantelamientos regulatorios o recortes fiscales que benefician a los ricos, según Kathleen Hall Jamieson, directora del Centro Annenberg de Políticas Públicas en la Universidad de Pennsylvania.

“Hay una diferencia entre el mundo en que viven las élites, el mundo en el que ponen mucha atención a las noticias y en el que están muy enterados de la discusión política, y el resto del país”, dijo. En vez de debatir minucias sobre la neutralidad de la red, añadió, lo más probable es que “el votante de Trump se pregunte: ‘Cuando vea mi cheque, ¿habrá más o menos dinero en él? ¿Mis vecinos tendrán empleo o no? ¿Mis hijos están consiguiendo trabajo?’”.

Sin embargo, el proyecto de ley fiscal podría tener un efecto político. Es probable que aumenten los impuestos para millones de contribuyentes de clase media, aunque quizá no será notorio hasta el año siguiente. Además, la estructura del recorte fiscal tiende a favorecer a los propietarios de grandes negocios por encima de quienes recogen los cheques, pues mientras que los recortes en impuestos para las corporaciones serían permanentes, los destinados a individuos tienen una fecha de vencimiento.

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Foto via NYT