Santa Ana
Leonardo da Vinci

Revivida con el resplandor de nuevos colores encontrados mediante una restauración de casi de dos años, abre hoy en el museo del Louvre la exposición “La Santa Ana, la última obra maestra de Leonardo da Vinci” que traza el desarrollo creativo del maestro.

La primera mención del cuadro, dice la página de la exhibición del museo parisino, fue en 1501 en una carta a Isabel de Este. Luego, Leonardo fue arreglando, puliendo, refinando esta ambiciosa composición que dejó sin terminar a su muerte en 1519.

La exposición incluye borradores, esbozos preparatorios, estudios, entre ellos el magnífico dibujo que aparece en la National Gallery de Londres y que se exhibirá por primera vez desde la muerte del maestro al lado de la Santa Ana original.

Explica Aude Lorriaux en Le Huffington Post la importancia de esta obra la historia del arte.

Dice que inspiró una serie de grandes pintores que crearon sus propias madonas, todas basada en la misma composición de forma piramidal.

Uno de estos fue Raphael, discípulo de da Vinci, que pintó varios cuadros basados en la Santa Ana.

Luego otros le siguieron, entre ellos el florentino Andrea del Sarto; los flamencos Joos van Clève y Quentin Massys (o Metsys), franceses como Eugène Delacroix, Manet, Degas, Carpeaux, más tarde Odilon Redon y Max Ernst.

El cuadro, agrega Le HuffPost, tiene otra dimensión: filosófica. Freud estudió el trabajo al enterarse de que un CHULO aparece en la ropa de la virgen.

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