El caso del vuelo MH17, donde murieron 298 personas, ha opacado la noticia de la ofensiva israelí contra Gaza, donde han muerto 350 personas, que a su vez desplazó a los niños de la frontera que escapan de una región donde ha muerto decenas de miles de personas.
Los titulares del domingo citan fuentes de inteligencia de EUA en el sentido que Rusia entregó a los rebeldes separatistas el misil que derribó el avión de Malaysia Airlines.
EUA acababa de imponer más sanciones a Rusia, con lo que podemos esperar una intensificación en ese frente en días próximos.
Los rusos, por su parte, aseguran que ha sido el gobierno de Ucrania, posiblemente intentando tumbar el avión donde regresaba Vladimir Putin de Brasil, pero ese punto de vista ya ni se escucha en EUA.
Contrastan los ataques a Rusia, con el tono mudo de la Casa Blanca sobre la matanza de palestinos en Gaza, que llegaron ya a 340 y sigue subiendo. En Europa, mientras tanto, miles se movilizaron en solidaridad con Gaza.
Eclipsan estas dos tragedias, la crisis con que comenzó la semana: la llegada de decenas de miles de niños de Centroamérica que huyen de la violencia de las pandillas de las drogas.
Las deportaciones aceleradas en muchos casos violan el derecho de estos niños al asilo, piedra angular de la sociedad estadounidense. Como bien se sabe, cuando un grupo pierde un derecho, todos lo perdemos.
En Siria seguía la matanza, y en Irak un régimen impuesto por EUA se esforzaba por sobrevivir en medio de una guerra religiosa que promete quebrar esa nación.
En cuanto a empleos, nuevas cifras indican que solo el 63% de los adultos en EUA forman parte de la fuerza laboral.
Para cerrar con un rayito de esperanza, se ha decidido extender las conversaciones entre Irán y occidente hasta el 24 de noviembre.
