Como van las cosas, relativamente pronto la sociedad podría verse libre de pegotes de chicle que emboscan al incauto: Desde en un banco de la iglesia hasta en las calles de la ciudad.
Por no decir libre de las molestas bombitas y chasquidos de nuestros interlocutores.
Los estadounidenses están dejando de masticar chicle, indica una nota de Roberto A. Ferdman en Quartz.
En el 2009, las ventas se redujeron en 11%, dice.
Aún así, sigue siendo un negocio milmillonario, como indican las siguientes cifras de ventas ventas anuales de goma de mascar en EUA.
- Trident (US$657.3 millones)
- Orbit (US$551.1 millones)
- Extra (US$488.7 millones)
- Dentyne (US$285.6millonest
Menta es el sabor favorito, dice.
Las ventas de chicle con azúcar han sufrido más, explica.
La razón puede ser una saturación de alternativas, que dan satisfacción al antojo por una dosis de azúcar del consumido y refrescan el aliento, pero sin producir asco en el resto.
(Comenta un individuo a quien le repugna el hábito: “Si en vez de chicle, tuvieran la boca llena de puré de papa, ¿toleraría la sociedad?”